Patria y diferencia

Sara Serrano Albuja

“Un día renacerá la patria, pero los que fomentarán su aliento y los que tratarán de mantenerla con vida sin duda que no serán los que habiendo pasado las tres partes de sus años en pequeñeces no están para aplicar sus facultades a estudios desconocidos o prolijos, serán esos muchachos que hoy frecuentan las escuelas con empeño y estudiosidad, en ellos renacerán las costumbres, las letras y ese fuego de amor patriótico que constituye la esencia moral del cuerpo político”. Esta cita del precursor Eugenio de Santa Cruz y Espejo es pertinente y una necesidad imperiosa por ubicar en los cargos, de acuerdo a sus méritos y trayectorias, a quienes realmente se lo merecen y no a cómplices de la codicia y el crimen, falsos aliados y boicoteadores. La educación y la cultura son, al igual que las áreas energéticas, sectores muy delicados y estratégicos fundamentales para la Patria, no pueden, por tanto, estar cooptados por prácticas doctrinarias que justifican a corruptos, por falta de alternabilidad o por regentes cuestionados, cuasi vitalicios, ni por un maremágnum de procedimientos administrativos y matrices que suplen y ocultan la verdadera excelencia académica; sí deben retomar sus nexos con la comunidad y el aparato productivo nacional y sanearse del clientelismo politiquero populista que los mancilló; sí deben reforzar la creatividad y producción intelectual, la búsqueda de la prosperidad, el fortalecimiento de nuestra identidad cultural patrimonial, los principios libertarios, el bien común y el respeto de ida y vuelta con los que Ecuador debe presentarse dignamente en la comunidad internacional. Hacer la diferencia es sinónimo de supervivencia democrática con prácticas y metas que retomen cada día nuestra forma ciudadana de mirar a la Patria como nuestra, como propia, como madre. Cuidar nuestros referentes culturales, espirituales, históricos, nuestro legado y patrimonio es resistir a la corrupción. Alegra por ello, visitar la muestra artística Vía Dolorosa que se observa en el Centro Cultural de la PUCE; alegra ver que,  a pesar de que persiste el injusto golpe económico gubernamental no subsanado que se dio al Centro Cultural Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, en este oasis se esté elaborando un hermoso catálogo de pintura colonial y se haya puesto en exhibición documentos únicos de 1874 sobre la Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. El 20 de abril es identidad religiosa y entrañable fe a la Dolorosa del Colegio San Gabriel y es, también, tradición y cultura. Ser la diferencia es visualizar otros ángulos, tratar de aportar, de edificar como sí lo hace la gente que defiende el legado espiritual y cultural, a pesar de las omisiones de los gobiernos locales o el central. No es desde la inacción o el aplauso a la impunidad como debemos enfrentar los problemas, sino desde la defensa y unidad de los altos objetivos nacionales y la sana la crítica política al poder. El juicio que se está realizando en Estados Unidos al ex contralor Carlos Pólit ha significado para millones de personas constatar, según las confesiones de los propios actores, los oscuros sobornos millonarios  que asquearon a la Patria. Este proceso histórico judicial, coadyuva a la lucha anticorrupción y señala al cínico disfraz de “refugiados políticos” con el que los hampones han pretendiendo obstruir a la justicia. Necesitamos como nos señaló Espejo,  atender a la educación, a la esencia moral del cuerpo político y revivir “el fuego de amor patriótico”.

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