Museo “Eduardo Estrella”, aniversario y patrimonio

Sara Serrano Albuja

El Museo Nacional de Historia de la Medicina del Ecuador, “Eduardo Estrella” está cumpliendo su cuadragésimo primer aniversario.  Este Museo nació en el antiguo anfiteatro del Hospital San Juan de Dios que fuera el Hospital Real de la Misericordia y la primera y más colosal edificación civil de la Real Audiencia de Quito. Hoy, el Museo está en el antiguo y hermoso Hospital Eugenio Espejo y comprende su biblioteca, un archivo y un jardín botánico. Recorrerlo es percibir la poesía y fortaleza de sus objetos, saberes y ciencia; su memoria, texturas y preciosidades equivalen a su riqueza patrimonial heredada por nuestra medicina precolombina, colonial y republicana.

La salud es un eje fundamental que marca nuestra identidad cultural e histórica y está profundamente ligada a nuestra geografía, sustento y las costumbres de nuestros mayores, como lo relataron estas crónicas de Pedro Ciesa de León escritas en los años de la conquista: “Esta ciudad de Quito está metida debajo la línea equinocial tanto, que la pasa casi a siete leguas. Es tierra toda la que tiene por términos al parecer estéril;  pero en efecto es muy fértil; porque en ella se crían todos los ganados abundantemente, y lo mismo todos los otros bastimentos de pan y legumbres, frutas y aves. Es la disposición de la tierra muy alegre, y en extremo parece a la de España en la yerba y en el tiempo, porque entra el verano por el mes de abril y marzo y dura hasta el mes de noviembre; y aunque es fría, se agosta la tierra ni más ni menos que en España.” Añade el cronista que “hay muchos valles calientes, donde se crían muchos árboles de frutas y legumbres, de que hay grande cantidad en todo lo mas del año”.  Y, de estos valles, como el que hoy conocemos con el nombre de Los Chillos, Cieza de León escribe: “Entre este pueblo de Panzaleo y la ciudad del Quito hay algunas poblaciones a una parte y a otra en unos montes. A la parte del Poniente está el valle de Uchillo y Langazi, a donde se dan, por ser la tierra muy templada, muchas cosas de las que escrebí en el capítulo de la fundación de Quito, y los naturales son amigos y confederados”.  

Al igual que estas fascinantes descripciones centenarias que nos hacen valorar nuestra tierra, el Museo Nacional de la Historia de la Medicina ‘Eduardo Estrella’ nos invita también a un viaje multicolor de objetos entrañables como gemas de la historia. Parecería que nos susurraran en sus salas y pasillos los vestigios arqueológicos, las plantas medicinales y las formas tradicionales de sanación de varias patologías; los alimentos del terruño o la escultura de la Santa Marianita de Jesús, heroína quiteña que ofrendó su vida para frenar las pestes, así como los hermosos libros antiguos de ciencia médica, la impronta inigualable de Eugenio Espejo; los lentes, el instrumental de laboratorio, las fotografías, las pinturas de médicos artistas, los equipos antiguos de anestesia o los vistosos frasquitos coloreados de los fármacos. Todos esos seres del museo que acarician el corazón y la mente merecen ser contemplados y están resguardados por el Centro de la Cultura Médica Ecuatoriana conformado por galenos de elevada conciencia cultural. “El 9 de marzo de 1983 se inauguró el museo como un Patrimonio de la Medicina Ecuatoriana, configurándose desde esta etapa fundacional, como una institución destinada a la conservación, la investigación y la difusión de todos los valores de la Medicina Nacional”, apunta Francisco Rigail Arosemena en su obra sobre las memorias de este santuario. En medio de esta oscuridad regentada por politiqueros hampones y sus mafias, es la cultura, como lo hemos sostenido, parte del manantial de luz urgente que requerimos para sanar el ama misma de la Patria y es, este Museo Nacional de Historia de la Medicina “Eduardo Estrella”, un necesario oasis de disfrute, arte y ciencia para esa cura.

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