Saber gobernar

Rodrigo Contero Peñafiel

 Es ordenar con autoridad, guiar, dirigir, arreglar una nación o un espacio territorial; con el objeto de lograr el bienestar de la ciudadanía. Los gobernantes no deben descender a la acción personal y deben ejercer el poder con moderación, prudencia, mesura, paz, tacto, consejo, razón y cordura. En el Ecuador reciente, el mandatario presenta una denuncia penal y luego desiste; emite una terna y después se opone a uno de ellos; anuncia construir otra edificación policial en lugar de la existente -donde se cometió un delito grave-y la oferta queda en nada, por prohibición judicial.

Partamos de que el país no está en condiciones económicas para semejantes decisiones, pues existen necesidades básicas insatisfechas de la misma Policía Nacional (se aduce entre otros motivos que, por falta de gasolina sus vehículos no hacen patrullajes). Para bien de los gobernados deben ejecutarse las obras programadas por los distintos Ministerios y entidades públicas; es sorprendente que, a poco de terminar el año fiscal, sus presupuestos demuestran baja ejecución. Concluimos entonces que, a pesar del clamor por las obras presupuestadas, muchas de ellas no serán ejecutadas por la inoperante gestión de ciertas autoridades. Inacción que no debe esperarse al fin de año para hacer cambios.

Gobernar es saber oír a los gobernados; ¿los diálogos con las organizaciones campesinas darán frutos? Aquello demuestra que no hacía falta paros, enfrentamientos y desmanes para tomar acciones. A futuro, este mecanismo democrático no solo debe mantenerse con este importante sector sino también ampliarse a otras organizaciones sociales. Hay que saber escuchar, convenir en las obras y servicios requeridos; analizar las sugerencias, planes y proyectos para bien de la población y mejorar su futuro. Hay obras que pueden realizarse sin tanto gasto ni tiempo; se requiere decisión.

Para el éxito en la vacunación hubo masiva concurrencia y participación de la ciudadanía, de los servidores de la salud y otras instituciones. Si todos participamos para solucionar las necesidades básicas, el futuro sería mejor. Ahora, la lucha contra la delincuencia y la corrupción es prioritaria.

 Es ordenar con autoridad, guiar, dirigir, arreglar una nación o un espacio territorial; con el objeto de lograr el bienestar de la ciudadanía. Los gobernantes no deben descender a la acción personal y deben ejercer el poder con moderación, prudencia, mesura, paz, tacto, consejo, razón y cordura. En el Ecuador reciente, el mandatario presenta una denuncia penal y luego desiste; emite una terna y después se opone a uno de ellos; anuncia construir otra edificación policial en lugar de la existente -donde se cometió un delito grave-y la oferta queda en nada, por prohibición judicial.

Partamos de que el país no está en condiciones económicas para semejantes decisiones, pues existen necesidades básicas insatisfechas de la misma Policía Nacional (se aduce entre otros motivos que, por falta de gasolina sus vehículos no hacen patrullajes). Para bien de los gobernados deben ejecutarse las obras programadas por los distintos Ministerios y entidades públicas; es sorprendente que, a poco de terminar el año fiscal, sus presupuestos demuestran baja ejecución. Concluimos entonces que, a pesar del clamor por las obras presupuestadas, muchas de ellas no serán ejecutadas por la inoperante gestión de ciertas autoridades. Inacción que no debe esperarse al fin de año para hacer cambios.

Gobernar es saber oír a los gobernados; ¿los diálogos con las organizaciones campesinas darán frutos? Aquello demuestra que no hacía falta paros, enfrentamientos y desmanes para tomar acciones. A futuro, este mecanismo democrático no solo debe mantenerse con este importante sector sino también ampliarse a otras organizaciones sociales. Hay que saber escuchar, convenir en las obras y servicios requeridos; analizar las sugerencias, planes y proyectos para bien de la población y mejorar su futuro. Hay obras que pueden realizarse sin tanto gasto ni tiempo; se requiere decisión.

Para el éxito en la vacunación hubo masiva concurrencia y participación de la ciudadanía, de los servidores de la salud y otras instituciones. Si todos participamos para solucionar las necesidades básicas, el futuro sería mejor. Ahora, la lucha contra la delincuencia y la corrupción es prioritaria.