Renta petrolera

Los ingresos del Estado para atender las necesidades de la comunidad provienen de los impuestos que paga la gente honesta, incluidas exportaciones agrícolas y pesqueras y mineras; sin embargo, lo que aporta el mayor volumen de recursos financieros es la explotación del petróleo, que en su momento permitió al país salir de su estado agrícola a la modernidad.

Fernando Reyes, especialista en recursos y medio ambiente, en un análisis sobre la renta petrolera que recibe el país, señala que hablar de inversiones no siempre significa rendimientos y en este caso sostiene que entregar campos petroleros a operadores privados no significa que se incrementarán los ingresos del Estado; afirma esto en función de que en los más de 50 años de explotación petrolera se aplicaron 15 modalidades contractuales y según el estudio realizado por él, en la gran mayoría de casos  los resultados significaron reducción de la renta petrolera para el país.

Dice que, “la única forma que los inversionistas ganen es accediendo mínimo al 70 por ciento de la producción total (actual más incremental). El Estado como renta, que es diferente  de ingresos por venta, apenas recibiría un poco más del 50 por ciento , cuando hoy recibe el 100 por ciento. No sólo se debe hablar de inversiones sino de rendimientos”.

Se conoce que la mayoría de yacimientos en explotación están en sus límites, así lo anuncia la cantidad de barriles de agua que sale junto al hidrocarburo en la mayoría de pozos. Por otro lado, nueva exploración en áreas de selva sería una grave acción sobre el ambiente; entonces a más del noble campo Sacha, queda el ITT, la producción más nueva y oferta futuro. El gobierno debe comprender que solo cálculos económicos no reflejan la realidad que tiene el conocimiento técnico de ingeniería petrolera, resultado de la gente en el campo y muchos años de experiencia.

El rendimiento actual del mercado del crudo bajo todas sus formas, incluyendo derivados, deberá ofrecer cifras sobre los 13 mil millones por año, si el precio se mantiene. Por ello, cualquier negociación en el sentido propuesto por el gobierno debe ser claramente demostrada, con la más estricta transparencia, pues los lobistas del sector deben estar con las fauces abiertas para inducir negocios supuestamente buenos.