El año 2023

Paco Moncayo Gallegos

Durante el año 2023 la humanidad soportó el agravamiento de la confrontación geopolítica entre las potencias, una desbocada carrera armamentista, la caducidad de los anteriores regímenes de estabilidad estratégica y un progresivo debilitamiento de los sistemas de seguridad y gobernanza internacional. La Guerra de Ucrania agudizó la competencia comercial, tecnológica, espacial, económica y geoestratégica que venía en ascenso por la lucha hegemónica entre Estados Unidos y China junto con sus respectivos aliados. Lo descrito ha afectado a la economía global que se ha debilitado. Los pronósticos de las instituciones financieras anuncian un crecimiento de la economía mundial con previsiones a la baja, para el año que inicia.

Mientras tanto, problemas como el calentamiento global y la inseguridad alimentaria se han incrementado. La temperatura media en la superficie terrestre alcanzó cifras récord en el presente año y los eventos catastróficos se multiplicaron. En la Reunión de la COP-27 se reconoció, tras bastidores, la imposibilidad práctica de alcanzar la meta de limitar el calentamiento global a 1,5ºC. Por el contrario, la ONU ha pronosticado un aumento de 2,8ºC. a finales del siglo XXI y ha criticado la falta de compromiso de los Estados. De ese modo, la transición verde, la resiliencia a los shocks climáticos y la seguridad alimentaria quedarán en simples enunciados, causando daños irreversibles a la seguridad de las personas, en particular a las más vulnerables.

También esta visión tenebrosa afecta a la democracia. Según informes actuales, este sistema se encuentra amenazado en todo el mundo y existe, además, un declive en la fe pública sobre su significado e importancia. El número de democracias se ha estancado y la mitad de existentes está en retroceso. Esta perturbadora realidad se exacerba al mismo ritmo que las grotescas desigualdades sociales registradas, tanto al interior de los países como entre ellos.

Y lastimosamente, los pronósticos para el año 2024, no son esperanzadores. En un mundo en que se profundizarán las fracturas geopolíticas y sociales, se acelerará también la fragilidad tanto de la seguridad global como de la supervivencia individual. Hay que estar conscientes y preparados para ello.