La Scaloneta calló a las bocas viperinas

Lorena Ballesteros

 Bastó con que dos hombres llamados Lionel se juntaran para que Argentina levantara nuevamente la Copa. Lionel Messi lo consiguió todo. Ya no queda ninguna asignatura pendiente. De este jugador se hablará por años. Su marca personal es un fenómeno global que despierta pasiones, que mueve multitudes. Su foto levantando el trofeo mundialista rompió récord en Instagram con más de 62 millones de likes. Esa es una de las demostraciones de que a lo largo y ancho del planeta existen personas que están contentas por el triunfo de Argentina; pero, sobre todo, llenas de júbilo porque haya sido de la mano de Messi.

Sin embargo, no se puede desmerecer al otro Lionel. Ese que ha sido el artífice de la Scaloneta, término con el que se conoce actualmente al equipo dirigido por Scaloni y que, lastimosamente se consolidó cuando Argentina le goleó 3-0 a Ecuador en la Copa América de 2021.

En 2018 Scaloni formaba parte del banquillo de Jorge Sampaoli, su función: analista de rivales. Tras la eliminación en octavos de final en ese torneo, y la posterior renuncia de Sampaoli, Scaloni asumió el rol de director interino. Claudio Tapia, presidente de la Federación Argentina de Fútbol fue quien le dio su voto de confianza y lo ratificó en el cargo. Su designación levantó una ola de críticas. Con la moral caída por lo de Rusia, muy pocos creyeron que el muchacho de Pujato, quien solo tenía 40 años, pudiera iniciar un proceso con la albiceleste.

El propio Diego Armando Maradona se atrevió a decir que ese chico “no sabe ni dirigir el tráfico”. Algunos recordarán sus palabras en rueda de prensa, “nosotros los argentinos, tenemos al muchacho este Scaloni, que repito, no tiene la culpa de estar ahí, a Scaloni lo empujaron a estar ahí. El problema es que él se crea técnico mañana y diga que quiere ir al Mundial. ¡No, no! Puede ir al Mundial de motociclismo, de fútbol no”.  Lástima que Maradona no vivió para ver al muchacho Scaloni alcanzar lo que muchos, incluido él mismo, no consiguieron desde el banco técnico.

Su mérito es absoluto. Scaloni fue el único que comprendió cómo armar un equipo que jugara con Messi y no exclusivamente en función de él. También aprovechó el liderazgo de Messi para engranarlo como una pieza estratégica en el equipo. Consiguió que todos empujaran para el mismo objetivo. Se alejó del triunfalismo y recuperó valores como la unión y la humildad. Scaloni nunca desmereció a ningún rival. Mantuvo cabeza fría hasta el último momento e impregnó de templanza, tanto a los jugadores como a la hinchada argentina. ¡Merecido triunfo el de la Scaloneta!