La ‘salvadora’ Ley de Reactivación Energética

José Alvear

Una ley no es la salvación de la humanidad, pero es peor cuando viene acompañada de un conjunto de malas e improvisadas decisiones.

Es que nuestra ministra de Energía, Andrea Arrobo, sigue teniendo los focos apagados a la hora de encontrar soluciones para la crisis energética. La gran iluminación gubernamental fue la ley de “Competitividad Energética”, que tiene menos de competitiva que de energética, porque está llena de vacíos y contradicciones, pero además, parece tener un oscuro trasfondo para beneficiar a cierto sector y no al país.

En sus 25 páginas, no hay luces que muestren que la normativa tiene un norte claro. Nadie toca, ni de cerca, el problema de fondo: la potencia firme. Eso significa tener las herramientas para que nunca falte energía, energía competitiva que nos permita ser —precisamente— competitivos. ¿Por qué recalco tanto este detalle? Porque es la única fórmula para el desarrollo productivo: Potencia firme más energía competitiva.

De eso no hay nada.

De lo que sí habla, y mucho, es del autoabastecimiento sobre la base de energía eólica y fotovoltaica. Pero sigue en deuda con el país cuando ignora premeditadamente la generación a gas natural. ¿Por qué?

La última convención de cambio climático efectuada en Dubai, COP 28, determinó que la matriz energética de transición válida para olvidarnos del diésel y el fuel oil es el gas natural. Pero el proyecto de Arrobo no aborda la alternativa. Sobre todo, considerando que Ecuador es el único país en la región que no tiene explotación de gas natural.

La nueva ley, y todos los esfuerzos nacionales, deben apuntar a crear y sostener una matriz balanceada tangible. Es decir, empezar a invertir cada vez más termogeneración basada en gas natural.

No quiero quitarle mérito a las ideas fotovoltaicas y eólicas. No son malas, pero son solo un complemento. Recordemos que la generación fotovoltaica se aprovecha en un 20 % y la eólica solo en un 40%, por lo que no podemos garantizar potencia firme, ya que no es una respuesta definitiva a sectores camaroneros y mineros que tienen necesidades de electricidad 24/7.

Aprovechemos el momento y hagamos que esta crisis sea la oportunidad para cambiar la mentalidad y empezar a ver al empresario privado como un aliado generador de empleo y tecnología.

Por menos Estado, más libertad.