Italo Sotomayor Medina.
Como muchos recordarán, la pandemia y sus efectos provocaron que el Consejo de la Judicatura volteara su mirada a la tecnología y con ello, empezara a brindar soluciones prácticas a los abogados y a la ciudadanía en general. Las resoluciones adoptadas hasta el momento para promover el uso de firma electrónica, la realización de audiencias a través de medios telemáticos y la incorporación de una ventanilla digital para la presentación de documentos judiciales, se constituyó en un primer avance que ha venido facilitando, aún con la falta de recursos que sufre la justicia, las tareas jurídicas.
Sin embargo, hay ciertas dudas que deben ser resueltas. Por ejemplo, ¿cómo cumplir con el requisito de publicidad de las audiencias, cuando las claves de acceso a las plataformas telemáticas se entregan solo a los sujetos procesales? Por otro lado, en lo técnico y logístico, ¿existe en la Función Judicial el software, hardware y la conexión a Internet necesaria para promover este tipo de audiencias? ¿Los jueces y abogados conocemos cómo manejar correctamente las plataformas digitales para poder así trabajar en ellas? Y, en lo personal e intelectual, ¿estamos listos para reconocer que la tecnología es un aliado para nuestra profesión? ¿Podremos desprendernos, a la velocidad requerida, de los prejuicios que nos invaden al aceptar esta nueva realidad?
La innovación tecnológica es necesaria, pero no puede hacerse al apuro. Se requiere de recursos, infraestructura y personal capacitado, por lo tanto, no basta con cotizar y comprar tecnología, hace falta un cambio institucional y normativo. Sin orden y sin planificación no transformaremos nada y ensancharemos la desconfianza en el sistema judicial, pero ahora, desde lo digital. Además, sin abogados listos para asumir el reto, sin voluntad para abandonar los “rituales” de la práctica jurídica, sin querer alejarse de la cultura del “papel y la tinta”, tampoco lograremos concebir que estos cambios nos benefician.
@ItaloSotomayor