Indignación social

Rodrigo Contero Peñafiel

La sugestión busca convencer a la gente para que los mensajes emitidos por alguien, por más disparatados que sean, se tomen en cuenta y se actúe de determinada manera. Quienes buscan manipular la mente de la gente tratan de eliminar el juicio crítico de la razón, para que obren de acuerdo a criterios que no son los suyos, pero que sirven a los intereses de los caudillos. La manipulación mental siempre está vinculada al miedo, la sugestión y el agrado mutuo entre dirigentes y simpatizantes. 

Las emociones negativas se captan de manera autoritaria mucho más rápido que las emociones positivas, que tardan más en llegar a la mente de la gente, pero que muchas veces sirven de salvavidas cuando se evidencia el error de haberlas aceptado. Muchos gobernantes o políticos, en el nivel que se encuentren, están ligados al populismo y al absolutismo, en el que se usa la repetición incansable de ideas y teorías fracasadas y donde las mentiras se convierten en verdades, aprovechándose de la ingenuidad o ignorancia de la gente, para seguir induciendo al fracaso de los pueblos.

El sistema de comunicación que utilizan los déspotas es el de apadrinar una sola idea que personifica al adversario en enemigo de la población y de todo cuanto pueda detener el progreso racional de la gente. Al poder no se llega por la fuerza, imponiendo el miedo o la opresión. La legitimidad se produce cuando las personas son aceptadas libremente y con satisfacción por aquellos a quienes se desea gobernar, no por quienes se acostumbran o buscan la vida fácil, la sumisión, la pérdida del talento, la banalización de los movimientos sociales o una vida llena de subvenciones que llevan a la alienación mental y la pobreza.

Cuando se sigue pensando en proteger la corrupción, tomándose los poderes del Estado, comprando conciencias o amenazando a quienes se resisten a quebrantar la ley, es una muestra de que continúa el modelo y método populista que destruye naciones, persisten las pugnas internas y se pone en riesgo la estabilidad de la democracia. El poder Ejecutivo, la Corte Constitucional y la Asamblea Nacional han entrado en pugna, despertando la indignación del pueblo ecuatoriano.