Anhelos de adelanto

Franklin Barriga López

Excelente que dentro de pocos días se posesione el nuevo mandatario; la impopularidad del que se va lo dice todo.

Se creyó que Guillermo Lasso estaba preparado para conducir la nave del Estado; la realidad desmintió tal suposición. A más de pocos chispazos, no pudo encender la antorcha que requiere el país. Su obsesión fue viajar en el avión oficial y obtener los honores que la dignidad presidencial confiere, no por la persona que lo recibe sino por el cargo que se desempeña; se rodeó de lambiscones que le hicieron creer que estaba haciendo maravillas cuando lo evidente es todo lo contrario y, en el colmo del cinismo, a varios de ellos les condecoró con máximas preseas, olvidando, con premeditación o ignorancia, a genuinos exponentes de nuestra Patria, que merecen distinciones de esa índole.

Los últimos gobiernos –y más el actual-  no estuvieron a la altura de las circunstancias. Quienes los presidieron serán sometidos al tribunal de la Historia; sobresalieron por su incapacidad, deshonestidad, ineptitud o carencia de valores y principios, ausencia de sentido de Patria.

Hoy, no hay que anclarse en el lamento sino abrir las mentes hacia el optimismo y sus beneficios. Se desea, vehementemente, que la situación del país -tan compleja y angustiante- tenga modificaciones imprescindibles, de allí la fundamentada expectativa y encomiásticos augurios por la llegada de Daniel Noboa Azín para presidir los destinos nacionales: tiene alta formación académica en centros educativos de prestigio mundial, la dinámica transparencia que caracteriza a la juventud, el ejemplo de sus cercanos familiares que le asesoran, reconocidos y exitosos emprendedores, magnates que generan riqueza, con experticia política. Identifique, Daniel, oportunamente, a corruptos, esbirros y oportunistas que tratarán de influenciarle, guiados por intereses inconfesables. Le deseo el mayor de los éxitos.