Fascismo criollo

Alemania fue una república desde 1919. A mediados de la década de 1920, estabilizó su economía nacional, pero la crisis del capitalismo mundial y la pesada carga de las sanciones impuestas con el Tratado de Versalles agobiaron al país.

En 1930, millones de personas quedaron sin empleo, lo que generó inestabilidad política y social, que fue aprovechada por los nazis para hacerse del poder.

En 1923, Hitler intentó un golpe de estado que fracasó, y fue condenado a prisión. Liberado en 1924, fortaleció su partido y lo llevó por la vía legal al poder. En 1932, por presión de los partidos conservadores, Hitler fue nombrado canciller. El 30 de enero de 1933, dimitió el presidente Von Hindenburg y los nazis, con la totalidad del poder, implementaron un régimen de violencia en la política interna e internacional que culminó devastando al país.

Esta referencia histórica, enseña que se debe gestionar las crisis con justicia social para no favorecer los argumentos de los extremistas para hacerse del poder.

Toni Negri, connotado ideólogo comunista sostiene que, “cada fascista empuja al odio al ‘otro’, oblitera las diferencias… reacciona en forma destructiva contra el movimiento de la vida, contra la manera alegre y múltiple que se inventa. El fascismo es triste, es el reino de la vulgaridad y la violencia. El fascismo reacciona con terror frente a las diferencias… La frustración, la hipocresía y la violencia son la base de todo ello; pero lo que domina por encima de todo es el culto fascista a la personalidad”. ¿Es este un relato descriptivo de la tragedia que vive el Ecuador?

El fascismo, según Negri: “cualquier fascismo”, es la violencia que se expresa con ansias de poder. No para servir, para servirse; no para buscar caminos de libertad, para obstruirlos; no para unir, sino para someter, para herir, para lastimar, para imponer, para abusar, para denigrar; no para sembrar futuro, sino en regresión al absolutismo irracional.

Frente al fascismo, agazapado detrás de cualquier causa noble, se deben levantar las banderas de la diversidad, de la libertad, de la democracia radical, para impedir el retorno de la arbitrariedad que viene acompañada siempre de violencia y corrupción.