¡Vamos con todo!

Fabián Cueva Jiménez 

Al inicio de mandato del presidente Noboa le insinuamos (La Hora-2023-11-01) que sus colaboradores debían reunir ciertas características (perfiles) que les permita una gestión profesional seria y honesta. Con énfasis respondió que sus colaboradores tienen “valentía, convicción y fuerza para servir al país…”.

También desde este espacio reconocimos como un acierto el nombramiento de ministro de Educación, un joven con formación y experiencia y además ideas de transformación no sólo del proceso a él encargado sino de la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Luego al ministro (La Hora-2023-12-01) enviamos varias sugerencias para que ejerza un liderazgo enmarcado dentro de principios éticos que le permitan un rastreo íntegro para detectar muchos actos de corrupción escuchados.

Poco tiempo ha pasado y si bien de los 137 ministros que ha tenido el país, no está dentro de los que menos han durado, ya ha sido reemplazado con el “agradecimiento por los valiosos y leales servicios prestados”. ¿Por qué el desplazamiento? No entendemos y no hay explicación, seguramente serán asuntos y compromisos políticos que como siempre, hacen daño a la credibilidad del propio mandatario y de los ciudadanos.

Pensaríamos que se trata de una equivocación que ya sumada a otras, esperaríamos no se trate del comienzo del síndrome de “esqueismo”, tendencia humana que no sólo es errar sino tener la audacia de buscar justificativos en lugar de rápidamente buscar solución. Lo sucedido también nos lleva a pensar que puede haber ingenuidad, apatía, indiferencia o indolencia.

Pero, lo cierto y como conclusión, pensamos que la primera autoridad en todos los niveles no puede equivocarse, porque dejan dudas: un alcalde que sabe que cometió una infracción electoral y lo niega, un expresidente ausente que insiste en regresar pese a los agravantes que lo tienen huido y otros con negocios turbios en los que se involucran inclusive a sus familias.

El cambio ministerial se dio, analicemos las primeras palabras, a futuro lo haremos con las acciones cumplidas o incumplidas.

Quizá con demasiada ampulosidad y redundancia la ministra dijo ser una ejecutiva de alto impacto con gran manejo humano, que su fortaleza está en la comunicación, además en la transmisión de conocimientos y en el liderazgo de equipos, gustar el trabajo con proyectos de responsabilidad social con un enfoque en la gestión administrativa.

Sin duda, si todo lo puede, eso ayuda, en buena hora. Hay que resolver problemas administrativos: burocracia excesiva, mal funcionamiento de las unidades llamadas distritos, autoridades de instituciones educativas sin la asistencia económica necesaria, real y oportuna, ausencia de un organismo asesor denominado Consejo Nacional de Educación; y; problemas pedagógicos: cambio del currículo por competencias, estrés académico de maestros por la exagerada elaboración  y presentación de informes que no tienen utilidad alguna y la solución a la indisciplina, inseguridad y falta de atención en salud, aparte de la descuidada capacitación a directivos y profesores que tanto reiteramos.

“Vamos con todo”, es una buena idea con gran significado, nos impulsa a seguir con nuestra permanente conspiración, exigir transformaciones por una mejor calidad educativa.