Revelando los vínculos entre la desigualdad y la pobreza

El día de ayer se publicó el Reporte del Índice Global de Pobreza Multidimensional 2021, elaborado por el PNUD y OPHI Oxford. Este año, el reporte hace especial énfasis en desenmascarar las disparidades que existen alrededor de la pobreza.

Los resultados muestran la importancia de analizar estas desigualdades. De los 190 países estudiados, que abarcan alrededor de 5.900 millones de personas, se encontró que el 21,7% son pobres multidimensionales, es decir 1.300 millones de personas. La mitad son niños y niñas. El 84% vive en la ruralidad. Dos tercios vive en una familia donde ninguna niña o mujer ha completado sus 6 primeros años de estudios. Un niño o niña que nace en pobreza, en la ruralidad y que además no obtiene educación básica, muy díficilmente podrá aspirar a un futuro mejor. ¿Cómo podemos terminar con el círculo vicioso de la pobreza si se nace con desventajas tan amplias?

Además, el reporte resalta que las poblaciones indígenas son las más pobres en los países de América Latina estudiados, incluido Ecuador. Tomando como ejemplo Bolivia, el reporte resalta que si bien las comunidades indígenas componen el 44% de su población, representan el 75% de los bolivianos que viven pobreza multidimensional.

Aunque no se incluyen análisis similarmente detallados sobre Ecuador, por otros estudios sabemos, por ejemplo, que alrededor de un 30% de los niños en Ecuador sufre de desnutrición infantil, lo que acarrea consecuencias irreversibles y desventajas durante toda su vida, o que para que una familia ecuatoriana pueda salir de la pobreza, deberán pasar de 7 a 9 generaciones, la prueba de que no es tan fácil hablar de igualdad de oportunidades en nuestro país.

Por tanto, identificar los vínculos que existen entre pobreza y desigualdad se vuelve un paso cada vez más necesario para superar los obstáculos estructurales que impiden el progreso individual y social en nuestro país.