El temible Niño

Rosalía Arteaga Serrano

Se anuncia con torrentes de agua, con cosechas que se pierden por exceso del líquido que cae del cielo, con caminos destrozados, con patios de escuelas inundados, con deslaves y destrozos en viviendas, con temor frente a los deslizamientos y pérdidas de vidas humanas, pero también de animales y de bienes.

Es el denominado Fenómeno del Niño, aunque hay muchos que dicen que ya no se le debe llamar fenómeno sino simplemente El Niño, ya que no es un evento esporádico sino cíclico que se acentúa cada vez más debido a las situaciones que causa el cambio climático y que están variando radicalmente el clima en el mundo, haciendo que las aguas de los mares se calienten, se deslían los polos y las cumbres de las altas montañas, crezca el nivel del agua del mar y por otro lado escasee el agua dulce y apta para el consumo humano.

El Niño es un evento que ha causado destrozos ya en anteriores oportunidades, sobre todo en los países de la América del Sur, poco protegidos, no previsores, que se preocupan por la incidencia de los acontecimientos cuando estos ocurren y no se prevé lo que va a pasar con la antecedencia debida, a pesar de que los científicos y entendidos lo anuncian desde hace tiempos.

El tema puede ser muy grave para campesinos y pescadores que ven alterados sus ciclos y en la imposibilidad de pescar por el alejamiento de ciertas especies cuando las aguas se calientan en el un caso y por inundaciones, pérdida de semillas y de trabajo en el otro, pero lo es también para toda la ciudadanía por el encarecimiento de los alimentos, así como por la destrucción de carreteras, avenidas, viviendas, etc., que incide de manera drástica en la vida ciudadana.

La previsión y las medidas del caso le corresponden al gobierno central, pero también a los gobiernos locales, a los entes descentralizados y en última instancia a la propia ciudadanía, que debe evitar realizar construcciones en la orilla del mar, cerca de los cauces de los ríos, en los cauces secos, en las quebradas, taponando el flujo natural de las aguas, que, al hacerlo, causan destrozos incontables.

La necesidad de prevenir es algo que parecería no está en nuestra cultura, pero son un factor y una práctica indispensables para precautelar la seguridad y el bienestar de las personas que pertenecen a un determinado conglomerado social.