Educación y negocio

La educación es clave del desarrollo. Sin embargo, esta necesidad social básica no se da por varias causas; entre las primeras, ineficiencia estatal por la calidad de sus administradores, no cubre la población que requiere este servicio, la ausencia de maestros capacitados, finalmente la educación privada se convirtió en un lucrativo negocio limitado para la mayoría.

La enseñanza exige buenos maestros. No es lo mismo saber, que transmitir ideas, ahí comienza el fracaso de muchos estudiantes. Al contrario, la educación privada busca tener gente capacitada que le asegure clientela, pero a costos superiores para el promedio de ciudadanos. Solo acceden quienes tienen ingresos familiares superiores a los 6 mil dólares mensuales.

La sociedad enfrenta un círculo vicioso en el que las élites siempre están en ventaja y los sectores populares a lo que la suerte ofrezca, pese a que en el sector público también hay  maestros que cumplen profesionalmente su rol, motivan y producen buenos ciudadanos, pese a sus discutibles salarios.

En el sector privado tenemos colegiaturas semestrales para carreras universitarias de 10 mil dólares que no las pagan sino quienes están en el primer segmento económico. Igualmente pensiones mensuales de entre 600 y mil dólares para colegios; esto marca diferencias que no tienden a armonizar la sociedad sino a fragmentarla.

Escuelas, colegios y universidades dependientes del Estado adolecen de falta de recursos y no todos los educadores son de los mejores. El tema es complejo, si algún gobernante quisiera ‘mejorar el país’, debería invertir suficientes recursos en nivelar el sistema, aceptando que el cerebro de las personas trae mejores condiciones con buena  alimentación. Hay gente pobre, pero no todo campesino está mal alimentado; hay hombres y mujeres brillantes que, con oportunidad, serán buenos profesionales. La  visión objetiva de futuro debe crear un programa integral para la educación pública en todos sus niveles. Esto es soñar, pero podría ocurrir.

Otra arista son los programas educacionales. Seguro se habrán planteado unos cuantos buenos, pero posiblemente la siempre oscura política los habrá dejado de lado, sin entender que mejorar el conocimiento masivo es fundamental, mejor aun en tiempos en los que la tecnología ofrece enormes ventajas para el salto cualitativo y cuantitativo.