Radicales

Eduardo F. Naranjo C.

Los procesos del pensamiento están ligados a la cantidad de información que disponemos en la memoria. Esto permite captar el hábitat que nos circunda y  resolverlo. Involucra también la parte primitiva del cerebro en el que subyacen raíces de ferocidad que afloran asumiendo actitudes vacías de razón.

En los juegos políticos tiene importante rol esta perspectiva que nos acerca o aleja de una ‘realidad’ complicada por ‘predicadores’ en redes sociales, donde fluyen elucubraciones de todo tipo, producto de ‘creencias e intencionalidades’ alejándonos de la certeza lógica.

El modelo de gobierno llamado democracia, dentro de la evolución social, parecía el mejor. Sin embargo, muestra fallas, creando perturbación social, en tanto la discusión académica no  logra ofrecer un mejor sistema de gobernanza y convivencia.

Las poblaciones distribuyen sus creencias en una curva normal de Gauss, cuyos extremos muestran pensamientos ‘radicales’, personas que se sienten poseedoras de una única verdad y no más. Hoy la distribución en la curva parece aplanada incrementando así el número de creyentes en los dos extremos.

Las sociedades que administraron casi un siglo de democracia y pluralidad parecen  retornar al radicalismo, donde no se admite pensamiento diferente, como fue la inquisición, el nazismo (racismo) y otros. Así, la humanidad está en grave coyuntura; si no se logra el equilibrio social nunca llegará la paz.

Un mundo dirigido por radicales, de un lado o del otro, no alcanzará jamás la organización social deseada y la ilusión de una vida humanamente equilibrada con goce de bienestar para todos, libres de pensar y elegir. Quedará determinada por el poder de quienes están en la cúpula de él.

El esfuerzo de tantos pensadores ilustres que iluminaron el camino se diluye con el fuego del radicalismo, pleno de odio y venganza, que la sociedad pagará las consecuencias por no pensar crítica y objetivamente.