Estrategia petrolera

Eduardo F. Naranjo C.

Aplicar el plan adecuado para la explotación de los recursos naturales y lograr un eficiente beneficio para el país permitiría resolver parte de los males que nos agobian. Sin embargo, nunca hubo voluntad política para hacerlo.

La intención de los gobiernos de Guillermo Rodríguez Lara y, luego, de Rodrigo Borja fue darle un estatus empresarial a CEPE, luego Petroecuador, pero oscuros intereses siempre estuvieron contrapuestos e impidieron el desarrollo organizacional de la empresa. Así, la condujeron a la situación actual. La generadora de riqueza fue víctima de muchas fallas internas como externas, con gerentes ‘políticos’ y lobistas corrompiendo a todo nivel.

Marco Rivadeneira, profesional informado y correcto, sugiere “transformar Petroecuador en una verdadera empresa, con autonomía económica y financiera, cuyas inversiones no dependan del Ministerio de Finanzas”. Considera que “analizando alternativas legales se podría llegar a optar por modelos exitosos como las estatales Ecopetrol de Colombia y Equinor de Noruega, donde lo importante son los resultados económicos finales, traducidos en sus utilidades, que son parámetros para juzgar a una empresa”. Dice que este modelo permitiría tener controles  de gestión reales y contabilidad bajo normas internacionales NIF.

Sugiere también que, “así el país  tendría un verdadera operadora y no una empresa a la que le dan operando sus campos”. Las evidencias muestran que muchas de las fallas obedecen a jefaturas improvisadas, a las que se suma siempre el esquema de corrupción contractual.

Si logramos tener un Gobierno visionario, con gente capaz y honesta, podremos dar el salto, transmutando las instituciones estatales a un modelo eficiente en el que los resultados sean la valoración en función de costos y resultados, fortaleciendo un sistema transparente de control de todas las operaciones.