Democracia en crisis

Eduardo F. Naranjo C.

Gobernar siempre es tarea compleja, eso hizo a los sapiens plantearse a través del tiempo fórmulas de equilibrio, así llegó el modelo democrático permitiendo alternancia en el poder a los líderes y tolerando puntos de vista divergentes.

Parecía el modelo adecuado hasta hace poco; sin embargo, discrepancias en la distribución de recursos y la visión de derechos son punto de conflicto a nivel mundial por la falta de equidad, produciendo crisis que implican ausencia de justicia y restricciones de libertad.

Gobernar sin valorar creencias y necesidades es difícil. Emmanuel Macron no termina de pasar un masivo reclamo ciudadano, donde el punto de vista de los franceses no coincide con el gobernante y es que, el interés de lograr mejoras a la vida, se basa en el sacrificio de la mayoría, pero  no de minorías ricas.

Israel, país de alta capacidad de organización y potencial científico como militar, afronta reclamos masivos. Benjamín Netanyahu levantó la indignación de la mayoría, porque el líder de ultraderecha (poder económico acumulado) pretende cambiar el balance democrático reduciendo a jueces con potestad de bloquear intenciones abusivas del gobernante en la administración del Estado, ejemplos en que los ciudadanos debieron levantar la protesta a niveles no vistos antes. La democracia, siendo hasta hoy el mejor sistema teórico, frente al absolutismo de las dictaduras, presenta dificultades en todas partes, quizá lo siguiente será un sistema regido por la Inteligencia Artificial con información precisa y control de todo.

Si el humano no logra satisfacer sus necesidades básicas, es susceptible de  transformarse en salvaje y, pese a gozar de libertad, si no logra sustentar su vida aceptará nuevas o viejas utopías, convirtiendo una sociedad aparentemente ordenada en un campo donde reine el caos sin fuerza que pueda contenerlo.