Crisis institucionales y golpes a la democracia

Por Milica Pandzic

Después de varios años de mejoría en su clasificación democrática, The Economist vuelve a considerar a Ecuador un régimen híbrido entre democracia y autoritarismo en el marco de su Índice Anual de Democracia 2021. Desde el año 2017 hasta el año 2020, Ecuador había estado en una clasificación superior, categorizándose como “democracia viciada”.

Según el reporte, el cambio en Ecuador se da en gran medida porque nuestra cultura política ha incrementado su apoyo popular hacia líderes autoritarios. Esta tendencia está relacionada con una fragmentación extrema de los partidos, la corrupción crónica que sufrimos y el hecho de que el país experimentó uno de los peores brotes de coronavirus en el mundo. Esto ha disminuido la confianza en el gobierno y ha aumentado la preferencia por autócratas entre la población.

El mismo reporte indica que esto puede cambiar siempre que las instituciones democráticas mejoren durante el periodo del presidente Lasso, de forma que la ciudadanía pueda aumentar su confianza en ellas. Desafortunadamente, las crisis institucionales en estos meses han sido frecuentes y esta misma semana veíamos penosas escenas en el Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS); crisis que ha sido implícitamente alentada por el Ejecutivo, disponiendo la presencia de la Policía –criticable dada la inseguridad que vivimos– o certificando, a través del Ministerio de Trabajo, la remoción controvertida de su Presidenta.

El CPCCS, el Ejecutivo, y las demás instituciones políticas deben entender que el país está viviendo una situación delicada, y que las acciones que tomen hoy guiarán las decisiones democráticas del mañana. Si realmente existe un deseo de salvaguardar la democracia, como tanto ha afirmado el Ejecutivo y los demás poderes del Estado, estas infructuosas riñas y actitudes que lastiman al país deben pronto terminarse.