Inseguridad: raíces o ramas

César Ulloa

Cuando no se puede desatar el nudo, definitivamente se lo corta. Para el caso de la inseguridad y la violencia en el Ecuador hay que extirpar las raíces y no irse por las ramas. El Estado debe garantizar la vida de la población y eso significa, entre otras cosas, tener el control sobre su territorio, gobernar y ejercer el monopolio legítimo de la fuerza. Nadie puede ni debe actuar sobre la ley y, peor aún, propiciar una atmósfera de terror, extorsión e impedir el desarrollo de la vida normal de las personas, en definitiva. Es inaudito que estemos paralizados, porque varios grupos terroristas disputan espacios y las utilidades que se generan alrededor de las actividades ilícitas.

La razón del Estado y el uso de la fuerza en un conflicto interno y externo no son conceptos nuevos, cuando sí doctrina y también práctica en la mayoría de los países democráticos que están expuestos a situaciones como la que ahora atravesamos. Cortar las raíces demandará tiempo, recursos y pérdidas de todo tipo. Lo contrario significa negociaciones infructuosas que producen chantajes al Estado cada determinado tiempo con la intención de dejarlo esquilmado. Esta cruzada en contra del terrorismo y el narco dejó de ser local, pues el problema es mundial y requiere la colaboración de todos los países, caso contrario, la contaminación será acelerada y cada vez más dolorosa.

En estos días hemos observado que las funciones del Estado han cerrado filas para respaldar las acciones del Gobierno. Parecería que la gravedad de la situación vislumbra un acuerdo nacional. Puede ser el momento para avanzar también en otros temas y que los dirigentes políticos nos demuestren que están a la altura de las circunstancias. La más grave crisis podría convertirse en una oportunidad para pensar el Ecuador a mediano y largo plazos. Es el momento de más ejecutorias y menos discursos. A partir del combate a la inseguridad y la violencia se establecería un modelo de mesa de negociaciones, acuerdos, responsabilidades y programaciones. No perdamos la ocasión, pese a lo dolorosa situación que vivimos.  ¡Por un Ecuador unido y digno!