Adiós 2023

César Ulloa

No es una despedida anticipada, porque vamos a llegar con las justas. Ha sido un año, completamente, atípico, doloroso, incierto. El gobierno saliente se fue a la mitad y con una aceptación por los suelos, peor no pudo haber sucedido. Las lecciones aprendidas son indiscutibles. Cada huésped de Carondelet debe conocer el Estado, llenarse de gente experimentada, comprometida y con credenciales éticas incuestionables. Es decir, la presidencia no es una viñeta para la hoja de vida, la anécdota o el capricho. No resistimos improvisación ni aprendizaje. La situación amerita grandes esfuerzos, renunciamientos personales y cambiar la velocidad de las cosas. No se puede vivir como si el tiempo fue ilimitado con necesidades urgentes.

Ha sido un año doloroso, porque la violencia se tomó nuestras vidas, no solo en las calles por el sicariato, sino también por las dramáticas cifras de la violencia intrafamiliar. Las malas noticias diarias se han naturalizado, pues lo que ayer nos ponía la piel de gallina ahora ni siquiera despeina. Estamos cerca de cerrar el 2023 con 40 muertes por cada 100 mil habitantes. Atrás quedó el testimonio lacerante del magnicidio en contra de Fernando Villavicencio. Este hecho, así como los cientos de miles de damnificados por la delincuencia nos deja como lección que la inseguridad es la primera causa nacional y que involucra a todos los sectores desde una intervención integral. No es cuestión solo de armamento, la pobreza está a la vuelta de la esquina.

La incertidumbre es una constante, pues dejó de ser algo extraordinario. Las personas salen de sus casas sin saber por un posible regreso. La mayoría de las personas llega a fin de mes sin conocer si hay pago. La corrupción toca los espacios y las personas menos imaginados. Por tanto, el antídoto es un acuerdo nacional que comience a construir confianza, un sentido de pertenencia para superar los problemas, en un marco de transparencia de las autoridades de elección y designación. La crisis puede convertirse en una oportunidad si hay la suficiente voluntad política de todas las tendencias para ponerse el Ecuador en los hombros.