Apatía

Rodrigo Santillán Peralbo

Los procesos electorales que caracterizan a este tipo de democracias, de tanto repetirse con los mismos modos y diseños, con variadas candidaturas de todos los colores y posturas, comienzan a cansar a la ciudadanía que, si acude a consignar su voto, no es por civismo, entusiasmo o patriotismo, sino por obligación, para no recibir una multa que imponga el Consejo Nacional Electoral.

No se nota que haya algún candidato a la Presidencia o a la Asamblea Nacional que despierte entusiasmo entre los electores. Los actos de masas organizados por los planificadores y ejecutores de campañas, a pesar de intensos trabajos, logran poco proselitismo y apoyo. En ocasiones, la decepción agota a los candidatos y a los a los equipos de campañas, porque no logran aumentar simpatizantes y potenciales votantes.

Tampoco existen propuestas u ofertas creíbles por parte de los candidatos, razón por la que el entusiasmo es escaso; pero, los optimistas esperan al mes de agosto para inundar calles y plazas con la presencia de candidatos y con centenares de personas que lo sigan o apoyen. Arduo será el trabajo para que el proselitismo aumente con significaciones o connotaciones que graviten en favor de alguien con ansias de representatividad.

Ante la ausencia entusiasta de simpatizantes por alguna candidatura, el proselitismo flaquea mientras aumenta la desaprobación al Gobierno del presidente Guillermo Lasso que firma un memorándum de entendimiento con el presidente Biden de Estados Unidos por $3.100 millones  que recibirá el Estado en siete años, para realizar una radical transformación en seguridad y defensa.  Se incrementa la dependencia nacional en tanto que la soberanía, libertad e independencia, paulatinamente desaparecen en beneficio del inagotable poder imperial.