Mejores días para el país

Alfonso Espín Mosquera

“Hoy es Noche Buena y mañana es Navidad”, reza una afirmación muy utilizada en estas fechas, para expresar el nacimiento de Jesús y en general para exteriorizar buenos augurios, felicidad, paz, en fin, buenas vibras.

Lo anterior es noble, bueno y responde, cuando hay sinceridad, a seres de buen espíritu, a ecuatorianos como la mayoría: trabajadores, honestos, emprendedores y siempre con la voluntad de salir adelante, a pesar de los destrozos que nos ha causado la clase política, sobre todo en estas últimas décadas.

Ciertamente la condición de políticos se ha convertido en una especie de sinsentido, de vínculo con la mentira, la picardía y el engaño. Las personas decentes no entran en esas lides y los jóvenes ven como peyorativo, vulgar y de mal gusto ser tales.

Desgraciadamente esa actitud de no participar y de observar lejanamente los avatares políticos ha hecho que quienes nos gobiernan no sean los mejores, y me refiero, sobre todo, a la Asamblea Nacional, donde los comportamientos de sus miembros son desastrosos al extremo de la vergüenza y lo patético.

Ahora resulta que todas las instituciones del Estado están ganadas de la corrupción, muchas vinculadas con el narcotráfico, aunque no todas las personas que ahí laboran, y sucede que nos hemos acostumbrado a mirar desde lejos, sin comprometernos, las triquiñuelas de los funcionarios, que se alzan con el santo y la limosna y en poco tiempo están millonarios y cuadrados hasta sus generaciones venideras.

Hoy mismo, gracias a la fiscal general, estamos viviendo y enterándonos de los lazos mafiosos de personajes que deberían mantener conductas intachables; nos estamos enterando con asombro de cómo los hilos del narcotráfico y del crimen organizado han envuelto a la Patria hasta dejarla amañada de pies y manos.

Miramos cómo los compinches de los involucrados en estos actos delictivos se rasgan las vestiduras y a como dé lugar, al margen de la razón y la buena fe, buscan la manera de salvarlos y ponerlos a buen recaudo, en muchos de los casos intimidados porque se desmadeje la verdad y vayan saliendo más fechorías y nombres.

Hoy no podemos echarnos atrás. Por todos los medios debemos apoyar la labor de la Fiscalía, hasta lograr que quienes estén relacionados con el crimen organizado, la mafia y la corrupción, caigan y podamos caminar libres, sin temor ni violencia.

El Ecuador necesita deshacerse de este azote; los nacionales merecemos una vida con tranquilidad, nuestros hijos deben entender el esfuerzo y la honestidad como las únicas armas para tener una vida digna.

La Navidad ha llegado con estas novedades al país, y tenemos que  estar optimistas, pero  vigilantes de la labor de la Fiscalía, que ahora recaerá en manos de los jueces, quienes deberán actuar con decencia y probidad, para librarle al país de las telarañas mortales de la delincuencia, enquistada desgraciadamente en todas las esferas.

Celebremos estas fiestas con optimismo y esperanza de mejores días para todos.