Alerta máxima

La ONU hizo un señalamiento preocupante y, a la vez, de advertencia, en torno al cambio climático, lo cual debe servir para que exista conciencia en torno a la gravedad del asunto y se tomen, sin vacilaciones, a nivel nacional y global, medidas pertinentes y oportunas, a fin de evitar daños irreversibles.

El máximo organismo internacional, en su informe publicado hace pocos días, subrayó que este fenómeno está cerca de salirse de control, debido al comportamiento del ser humano. Los expertos precisaron que, a causa de los elevados niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera, habrá alteración del clima no solo durante décadas, sino por siglos.

Según los científicos, ya se observan evidencias de lo diagnosticado. Entre otras consecuencias de funesto impacto, se cuentan fenómenos meteorológicos extremos, inaguantables olas de calor como las que están soportando países europeos, inundaciones antes no vistas, huracanes poderosos, derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, paulatino incremento de los niveles del mar, pérdida de glaciares en las cordilleras andinas, imparables incendios de bosques que poco a poco desaparecen y dan paso a la erosión del suelo. Tal es la magnitud del problema que se ha llegado a calificarlo de alerta roja para la humanidad, como lo hizo públicamente Antonio Guterres, secretario general de la ONU.

Es el momento de volver los ojos a la naturaleza y respetarla, para que no se enturbien las fuentes de agua, se preserve el aire puro, no crezcan los desiertos, se mantenga la atmósfera saludable, las selvas no sean depredadas y que la tierra y los océanos no pierdan su esencia de vida. Debe cambiar la situación de las ciudades, devoradas por el hacinamiento, el ruido y el esmog, para dar paso a horizontes de mayor claridad y esperanza.