Renunciar a la Asamblea es indigno

Renunciar al cargo de una  representación popular en la Asamblea Nacional, no tiene asidero lógico para esgrimir el pretexto de salir por los fueros de la dignidad. Todos los que se postularon para llegar a esos cargos sabían que lo hacían para asumir responsabilidades en una función del Estado tremendamente desprestigiada. Un asambleísta es responsable de la representación que le dieron sus electores; no puede dejar sus funciones por ningún motivo, mientras no cumpla el período para el cual fue electo. Eso es lo digno; lo contrario es burlarse de sus electores. Si la Asamblea ha demostrado que no defiende los intereses de los ciudadanos ecuatorianos, debe existir una voz al interior del parlamento que critique sus nefastas actuaciones contra el pueblo, aunque sea la única voz que clama en el desierto estéril de inteligencia, o parodiando a Jorge Eliecer Gaitán, ser la única bandera en la cima de una montaña, y no  cien que se revuelven  en el lodo.

Gustavo Chiriboga Castro