El excesivo brillo de las ceremonias

No más excesos en ceremonias públicas. Ecuador precisa, acorde a su realidad, austeridad en todo sentido. No a excesos en inauguraciones que no agregan valor. El líder se mide no por la capacidad de ejecución presupuestaria, que es la que justifica inaugurar obras, sino por un liderazgo real, como por ejemplo lograr, en la ciudad, que la gente recicle; o que la movilidad alternativa se mueva con más seguridad; que motociclistas tengan carril exclusivo y se evite accidentes; que haya cero incendios en bosques; que los agentes de tránsito y control sean verdaderos amigos de la comunidad, etc. O, para el caso del gobierno central, que se consiga que todo profesor potencie, con amor, en cada estudiante su vocación; o que cada médico atienda con paciencia y calidez a sus pacientes; que no haya tráfico de especies silvestres; que haya verdadera rehabilitación social; que todo barrio pobre sea integralmente mejorado. Hay que encontrar a esos líderes para las ciudades y para todo el Ecuador.

 Diego Fabián Valdivieso Anda