La nueva ley

Entre Marx y ......
Entre Marx y ……

Ecuador debería enorgullecerse. Después de décadas de lucha por parte de la comunidad cineasta del Ecuador, que el Congreso finalmente haya aprobado una Ley de Cine. Es decir, que el cine es oficialmente reconocido por el gobierno como valioso arte que tiene el potencial de beneficiar al país cultural y económicamente, y por lo tanto, ser merecedor del financiamiento público.

Cuidado

Todo lo que se necesita ahora es la aprobación por parte del presidente Palacio, y hasta ahora no hay indicios de que tenga objeción alguna, sobre la ley, tal como ha sido escrita y formulada por los diputados Marco Proaño Maya y César Carmigniani, con el respaldo de los numerosos activistas culturales que han luchado para que esta ley sea una realidad.

Debo decir que me siento muy contento con las revisiones que fueron hechas a la propuesta del diputado Proaño en su texto original, especialmente en lo referente al destino de los fondos, de modo que los cineastas puedan en realidad hacer películas. Hay muchos detalles por resolver especialmente sobre el monto de los fondos, lo que resolverá el reglamento. En todo caso, el valor histórico de esta disposición tendrá consecuencias enormes.

Opiniones

“La ley me gusta”, dice Manolo Sarmiento, del gremio documentalista, Cinememoria. “Es una ley pequeña y modesta, pero apropiada para el momento en que vivimos. Se crea un Consejo de Cine”, añade, “ente regulador y Fondo de Fomento que permitirá crear premios, otorgar becas, subvenciones, prestamos. En fin, definir una política de desarrollo”. Sin embargo, para la cineasta Gabriela Calvache, la situación es distinta: “no creo que sea una ley completísima, aunque creo que es un excelente paso para el cine ecuatoriano, de pronto el mejor de lo que pudo suceder”, comentó.

¿Y cuáles serían los otros pasos?

Según el cineasta, José Zambrano: “Se trata de la discusión del Reglamento de esta ley, que nosotros podemos proponer al Presidente de la Republica, para que lo promulgue, una vez que la ley entre en vigencia”.

Esto es muy importante para todos los que tenemos interés en la realización de esta ley. Sabemos que el financiamiento de empresas de arte suscita enormes controversias, que a su vez vuelven a la ley muy vulnerable.

Así es que, según Sarmiento, “hay que tener un reglamento claro y una representación muy pluralista en el consejo de cine”. Además advierte que: “Los representantes al consejo y a los jurados deben rotar siempre. ¡Tenemos que ser vigilantes!”, agregó.

Calvache, por su parte, es optimista y dice que “la ley se ajusta a la realidad de este momento” y que aunque no es perfecta, al menos “cuando hay una ley podemos reformarla.” Donde los cineastas son los encargados de velar para que se cumpla.

Pregunté a Sarmiento sobre el impacto de esta ley sobre la actitud del público en relación al arte y la cultura. Su respuesta fue que esto va a cambiar: “la actitud de los creadores los vuelve menos quejumbrosos y más propositivos”.

Otros actores

He dado el mayor espacio de esta columna a las palabras directas de los cineastas de Ecuador, porque merecen crédito por sus esfuerzos. Entre los otros cineastas, escritores y organizadores dignos de mencionar están: Raúl Khalife, director de Asocine, Esteban Argudo, Chicho Cueva, Lilian Granda, Armando Salazar, Yamara Guayasamín, y Juan Martín Cueva, director del festival Cero Latitud. Y por supuesto, los más importantes, los miembros del Congreso, Marco Proaño Maya y César Carmigniani.

El séptimo arte

En la era de la tecnología digital, la película ha consolidado su posición como uno de los embajadores más importantes de la cultura mundial. Y en un mundo, donde China gradúa a más de 3.000 estudiantes cineastas al año, como lo ha divulgado el New York Times, un país como Ecuador no puede quedarse atrás.

Una película bien hecha tiene el potencial único de ser a la vez sofisticada y popular, dando prestigio y atención a su país de origen. Así, la deprimente descripción de Quito en ‘Ratas, Ratones, Rateros’ importó menos a las audiencias internacionales que el hecho de que Ecuador fuera capaz de producir arte de alto nivel. Ahora somos más que las Islas Galápagos, ¡hemos probado al mundo que estamos vivos culturalmente!