En otras urbanizaciones han optado por hacer cerramientos y poner puertas, para tener control de quienes entran y salen.
Asustados, indignados y desprotegidos. Así se encuentran los moradores de la urbanización Los Rosales, especialmente aquellos que pertenecen a la segunda etapa.
No hay respeto para niños, ni adultos mayores. Algunas casas tienen las paredes marcadas con insignias de pandillas reconocidas a nivel nacional y los moradores no pueden encarar a los causantes de estos grafitis, pues podrían convertirse en víctimas de represalias.
Cansados
Algunos habitantes del sector se concentraron en el parque Bombolí para exponer el problema y pedir la intervención inmediata de las autoridades de turno.
Glenda Murillo es una de las tantas víctimas de la delincuencia y confiesa que ahora tienen miedo caminar por las calles del lugar. “Ingresaron a mi negocio para llevarse celulares y carteras de mis clientes, ya no sabemos qué hacer con tanta delincuencia”.
Al deterioro del parque Bombolí también se suma la presencia de muchos consumidores. Los afectados indican que estas personas delinquen para satisfacer su vicio y usan el lugar como guarida.
“Hemos hecho gestiones con las autoridades correspondientes, pero últimamente hay un descuido absoluto. Vemos el parque abandonado”, dijo Jorge Zambrano.
Pronunciamiento
Joan Luna, jefe de la Subzona Santo Domingo de los Tsáchilas, dijo que se ha designado más personal policial para incrementar los operativos en la urbanización.