Tungurahua se queda sin lugares de diversión nocturno

Negocios. Son pocos los negocios que han sobrevivido a la pandemia. (Foto para graficar)

El 85% de centros de diversión nocturna que existían en la provincia cerraron debido a la emergencia sanitaria.

Los cuatro estados de excepción decretados en Ecuador, además de las medidas restrictivas de los COE cantonales afectaron enormemente a este tipo de negocios.

Marcelo Albán, coordinador en Tungurahua del Comité Emergente de Bares y Discotecas, dijo que de los mil 400 establecimientos que existían, ahora solo quedan 210, aproximadamente.

 

Situación

Baños de Agua Santa es el cantón que actualmente concentra el mayor número de centro de diversión nocturna.

Albán aseguró que esto se debe a las decisiones del COE de este cantón, las mismas que han permitido el funcionamiento de este tipo de negocios que son parte principal de la oferta turística.

En los cantones restantes de Tungurahua la situación es totalmente opuesta, pues los aforos permitidos actualmente no superan el 30%.

“Abrir con 10 personas que tienen que irse antes de las 22:00 significa pérdida para nosotros”, dijo Albán.

Quien aseguró que los horarios establecidos en los cantones son otro inconveniente que termina por sepultar a los bares, discotecas, billares, entre otros lugares de esparcimiento.

El presidente del Comité, cuyo negocio también tuvo que cerrar, aseguró que la falta de establecimientos hace que las personas tomen en las calles acrecentando el problema de seguridad ciudadana.

Según los datos de la entidad, alrededor de 5 mil plazas de empleo directo también se perdieron con el cierre de los negocios.

 

EL DATO
En el país se decretaron cuatro estados de excepción desde marzo del 2020.

 

Desempleo

Brian Ojeda trabajaba como DJ en bares y discotecas de Ambato, según contó, desde el inicio de la emergencia sanitaria sus ingresos económicos disminuyeron considerablemente.

“Pudimos aguantar con algunos ahorros unos tres meses, pero luego todo se complicó”, dijo el joven de 29 años, quien optó por dedicarse a la venta de productos puerta a puerta.

Graciela Armijos trabajaba como mesera en una discoteca de la ciudad antes que inicie la pandemia, con el cierre del negocio decidió dedicarse a otras actividades.

En diciembre del año pasado volvió a trabajar en una discoteca luego de crear una sociedad con uno de sus amigos pensando que no habría más confinamientos.

Este negocio actualmente está luchando por sobrevivir, pues el último confinamiento que culminó el 20 de mayo dejó al emprendimiento al borde de la quiebra. (RMC)