Síndrome de la ‘impostora’ qué es y cómo afecta

El síndrome del ‘impostor’ afecta con más frecuencia a las mujeres.
IMPORTANTE. El síndrome del ‘impostor’ afecta con más frecuencia a las mujeres.

El síndrome de la ‘impostora’, es un tema que está dando las vueltas en las redes, y si nunca lo escuchaste o leíste es probable que lo hayas experimentado.

 

¿Qué es?

Las mujeres afectadas por este síndrome, sienten que todo lo que consiguieron no lo merecen, sino que lo obtuvieron gracias a la suerte.

Es así que experimentan la sensación de que están arrebatándole el éxito a alguien más, sienten que no son más que unas impostoras, lo que da el nombre al síndrome.

 

TOME NOTA 
Alternar críticas negativas con elogios crea un desajuste que luego 
hará que a ese niño o niña le sea difícil atribuirse el mérito de 
los éxitos e internalizar sus habilidades.

 

Se trata de un problema que afecta a mujeres en todo el mundo.

Mujeres que han logrado obtener un notable éxito en sus carreras, hasta el punto de situarse como personas destacadas de la sociedad.

Cuanto más éxito tiene la persona, más duda de lo que ha conseguido. Es ahí donde reside el dolor de este fenómeno

 

EL DATO
Este síndrome no afecta de manera exclusiva a las mujeres, también 
pueden padecerlo hombres. Sin embargo, es mucho más frecuente en ellas.

 

TIPOS

 La perfeccionista

Es la más frecuente. Según la mayor experta mundial en la materia, Valerie Young, estas personas centran la atención «en la forma en la que hacen cualquier cosa: un fallo minúsculo, incluso si se encuentra en medio de un resultado estelar, es sinónimo de fracaso y, por consiguiente, de vergüenza».

Utilizan constantemente un truco para autodesmerecerse, que es decirse a ellas mismas: «Si lo he conseguido no es porque tenga realmente la capacidad; es porque me he entregado al 500%».

La  culpa que ya implica estar ocupando una posición que no le corresponde, suma la de no haber trabajado lo suficiente cuando algo no sale bien al 100 por 100.

 

La experta

«La experta es al conocimiento lo que la perfeccionista es a la calidad», dice Valerie Young. La experta se autoimpone la obligación de saberlo todo de todo.

Debe tener  visión completa y dominar cualquier tema antes de hacer algo.

 

 

La independiente

Se asigna una tarea y quiere hacerla completa, de principio a fin, sin contar con nadie.

Cree que tiene que entender y conseguir todo ella sola. Pedir ayuda es una señal de debilidad y es motivo de vergüenza.

En la independiente también está el temor a ser ‘desenmascarada’ por un colaborador con quien se compartiera una tarea. Se trata de la típica persona a quien le cuesta horrores delegar.

 

La superdotada

Para esta, escribe Young, «la competencia se mide en términos de facilidad y rapidez. Tener que luchar por dominar un tema o una habilidad, no ser capaz de triunfar a la primera equivale a un fracaso y, por tanto, a la vergüenza».

 

La ‘superwoman’

Esta tipología mide sus capacidades por el número de funciones que consigue asumir brillantemente. No cumplir con uno solo de sus papeles -madre, esposa, ama de casa, amiga, voluntaria- es sinónimo de vergüenza, ya que debería poder asumirlos todos.

Estas personas sienten la necesidad de brillar en cada uno de los papeles que se adjudican para poder sentirse competentes.

 

La entregada

Esta  mujer  manifiesta una actitud de devoción, que a veces llega incluso hasta el sacrificio y la victimización.

De esta forma, anulándose, se esconde totalmente y anestesia su sensación de ser una impostora por una parte, y por otra, si recibe un flujo constante de aceptación por parte de las personas sobre las que vuelca sus cuidados, logra mantenerse a flote en la vida.

 

La falsa confiada

Se trata de mujeres que hacen gala de una confianza desbordante, en un esfuerzo por mostrar al resto del mundo que pueden hacerlo tres veces mejor que los demás, personas que alardean de todos los indicadores de éxito: trabajo, pareja.

Se trata de una máscara que oculta una desmedida necesidad de aprobación ajena, aprobación con la que estas personas verifican constantemente que ‘encajan’ y que al mismo tiempo refuerza su seguridad en que, en el fondo, ‘no merecen tal aprobación’.