Pan y chocolate de origen ambateño

Doña Norma Viteri es la guardiana del legado de la receta del pan de Ambato.

La fama de estos dos productos es a nivel nacional. Cada uno tiene su toque e historia que los hacen apetecidos.

Uno de los productos por los cuales se conoce a Ambato es el pan que tiene la fama de ser de los más deliciosos del país. Su textura y sabor único solo se logra en la ciudad y su historia es casi tan antigua como su fundación.

Se cuenta que el pan en la época de la colonia se lo mandaba hasta Quito en caballo y haciendo trasbordo en el sector conocido como Lasso, de esta forma el pan de Ambato se dio a conocer en todo el Ecuador.

El chocolate de Ambato es otro de los productos que se distingue a nivel nacional. Por varias décadas se ha elaborado en Huachi Chico y tiene una historia que ha trascendido generaciones.

Estos dos apetecidos productos son de las cosas que más extrañan los migrantes, por esto no sorprende que cuando visitan su tierra se los lleven de regreso o que se envíen a otros países del mundo.

 

El pan de Ambato

El pan de Ambato tiene una larga historia, según el libro ‘Mi Provincia Tungurahua’ del cronista oficial de la ciudad Pedro Reino, la receta del pan habría llegado en 1790 con  José Pérez de Calama, que había sido destinado para Obispo de la Diócesis de Quito, se dice que incluso él habría enseñado a construir los hornos.

En la ciudad, la calle Montalvo y el sector de ‘La Delicia’ fueron destinados a las panaderías, aquí aún se pueden ver algunas construcciones antiguas que guardan en su interior la infraestructura de panadería.

Una de las panaderías que sobrevive se encuentra en el sector del parque Rodó, el horno que aquí existe tiene más de 100 años, tiempo en el cual no ha parado de encenderse en la madrugada para hornear el típico tapado.

En este horno todo inicia a la media noche que es cuando se comienza a hacer las masas, calentar el horno y dar forma a los panes que comenzarán a repartirse desde las cuatro de la mañana.

Doña Norma Viteri es la guardiana del legado, ella contó que fue su abuelita quien le enseñó a su madre la preparación, que a su vez le transmitió a ella todos los secretos de la elaboración de este manjar ambateño.

“Mi mamacita y abuelitos eran panaderos, entonces yo fui la única que se quedó con la receta tradicional del pan, desde que me casé ya estuve con la panadería, dando gracias a Dios”, contó Viteri.

Se han llegado a vender hasta 1.700 panes diarios, incluso hay quienes ya conocen el horno y llegan desde las 05:00 a comprar el pan y llevarlo a sus casas. La Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF) es otra de las temporadas donde llegan los turistas y buscan comer el pan recién salido del horno y llevar una buena cantidad a sus ciudades para regalarlo o guardarlo para comerlo en días posteriores.

Doña Norma contó que con la panadería sacó adelante a su familia. “Yo mismo cargaba los quintales de harina, horneaba y salía a entregar, por eso es una alegría ser parte de la tradición ambateña”, aseguró.

Ambateños que viven afuera de la ciudad y turistas son quienes tratan de llevar la mayor cantidad de panes, según doña Norma, estos le contaron que los guardan en la refrigeradora o en lugares oscuros y los van calentando por porciones en el horno.

El legado y receta se siguen transmitiendo entre generaciones, aquí se espera que sea Belén Rojas, la hija de doña Norma, quien tome la posta y guarde el legado, al momento ella es quien atiende a los clientes y está empapada de todos los procesos que requieren para hornear este delicioso pan.

El chocolate ambateño

Huachi Chico es el sector que por tradición es el epicentro del sabor y del aroma a chocolate, desde hace más de 100 años este lugar ya albergaba a talleres y familias que se dedican a la elaboración de este manjar.

Los relatos y testimonios de los descendientes de las primeras chocolateras son la prueba de que en este sector se elaboran estas deliciosas tabletas, aquí hay un dicho de todos, que afirma que los bebés del sector no toman leche, sino chocolate.

Cristina Escobar es de las jóvenes que se dedican a esta actividad, tiene 21 años y contó que su historia está tan ligada al chocolate que cuando era niña se quedaba dormida en las bateas donde lo preparan.

“Yo nací con el olor al chocolate, apenas salía el cacao me lo comía, yo no tomaba leche en la teta, yo tomaba chocolate”, mencionó.

Escobar contó qué hacer chocolate no es una tarea fácil, pero que haciéndola de corazón se logran grandes resultados. “Esta es una historia que viene al menos desde 1.800 porque fue mi bisabuelita María Mercedes Escobar y su tío Melchor Escobar quienes iniciaron con el chocolate aquí”, comentó.

Además, dijo que su abuela le contó que este chocolate se vendía en Píllaro hasta donde llevaban cajas llenas de tabletas, a través de chaquiñanes y con la ayuda de burros para transportarlo.

Janeth Castro lleva elaborando el chocolate por más de 40 años, su mamá fue quien le enseñó, tostaban en leña el cacao y el proceso para llegar al final llevaba casi una semana.

“La abuelita de mi esposo también hacía chocolate, ella solía irse en burro llevando el producto para Píllaro en donde tenían un puesto grande hasta donde se llevaban seis quintales semanales”, contó.

Silvia López es otra de las maestras chocolateras y es la cuarta generación que lo elabora, ella mencionó que en ciertos sectores de esta parroquia urbana se puede percibir con mayor intensidad el olor a chocolate.

“Le veía a mi abuelita cómo despepitaba el cacao a mano, yo también ayudaba y se me quedaban los dedos sensibles, pero me comía el chocolate mientras lo hacía, mi mami lo tecnificó un poquito más con algunos molinos”, dijo.

Juan Escobar es otro de los chocolateros de Huachi Chico, sus primeros recuerdos están ligados al taller de su abuelita donde elaboraba las tablillas que luego eran comercializadas, incluso su maquinaria pasó a ser parte del recientemente inaugurado Museo del Chocolate en esta zona de Ambato.

“Nosotros íbamos a las cuatro de la mañana caminando a la casa de mi abuelita porque ya estaba el cacao, debíamos ayudar a pelar, a aventar y a moler, desde pequeño ya ayudaba, el trabajo del chocolate era muy laborioso”, dijo Juan Escobar.