BREXIT

Los ingleses aún sueñan con el poder imperial. Se consideran fuera de Europa, como si fueran tan diferentes por haber nacido en una isla; sin embargo, aún tienen pretensiones de dominación como ocurre con Escocia e Irlanda, a pesar de su independencia-dependencia política más que económica.

Coloniza unas cuantas islas y las Malvinas que son argentinas. Los ingleses, en algún porcentaje significativo, teorizan y practican el antieuropeismo que, al final, condujo al Brexit que, hasta estos momentos deja secuelas negativas económicas, sociales y políticas.

El divorcio entre Gran Bretaña y la Unión Europea se debe, en gran medida, al Primer Ministro David Cameron de las filas laboristas, quien se comprometió convocar a un referéndum, sobre la permanencia o no del Reino Unido dentro de la Unión Europea. La consecuencia inmediata fue que Cameron dejó de ser Primer Ministro, a la vez que cedió el cargo al Partido Conservador (derecha radical o ‘tories’), que gobierna en pleno Brexit.

Gran Bretaña, por sus características socioeconómicas y políticas, se mantuvo lejos de los procesos integracionistas que se ejecutaban en Europa. Frente a algunos éxitos económicos de la UE, decidió ingresar a ella en la era de la dama de hierro, Margaret Thatcher.

En la actualidad, Boris Johnson el Primer Ministro conservador del Reino Unido, incumple los acuerdos, propone una ley contra Irlanda y desató la tormenta y el caos al dividir, inclusive, a su partido, pero, “una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa sí es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso trata esta tormenta», decía Haruki Murakami, escritor y traductor japonés.