Lecciones por aprender

El sector bananero en el Ecuador lidia con los mismos problemas que el resto de la economía: poca competitividad frente a los productores extranjeros, derivada de excesiva regulación, distorsiones en el mercado, alto costo de mano de obra y otros insumos, impuestos confiscatorios y aranceles a su producto en el exterior, agravados por la falta de más y mejores acuerdos comerciales. Sin embargo, sus exportaciones alcanzan hoy, en plena crisis, un nivel tan alto y saludable que solo las supera el rubro de la exportación petrolera.

Se podría decir que lograron estabilidad y fortaleza a pesar de las dificultades que implica hacer empresa e industria en el Ecuador. Sin embargo, todo apunta a que surgieron y prosperaron gracias a ellas.

En lugar de explotar al productor, como sucede en otras industrias agrícolas, el sector ya se había aglutinado en lo que llaman un ‘clúster’ bananero, que permite coordinar políticas, peso de ‘loby’ y protocolos entre todos sus actores.

La amenaza a la industria llegó mucho antes que el Covid-19, con una plaga que amenazaba con aniquilar los cultivos. Un sentido de supervivencia los llevó a organizarse pero, además, los agarró preparados con todo tipo de protocolos de bioseguridad y desinfección y, por tanto, adaptarse a trabajar y prosperar ante una amenaza biológica no fue nuevo ni demasiado costoso.

Hoy La Hora relata a sus lectores las lecciones que ofrece el banano al país, nuevamente.

La colaboración y el ánimo de renunciar a ciertos espacios de beneficio individual para construir un bien común se alcanzan con educación y constancia, pero en la pospandemia, deberán aplicarse quizá -incluso- por supervivencia.

Lo importante no es lo que dice la mente, sino qué tan serio se lo toma, y por quién.

Mooji (1954- ) Maestro espiritual, Jamaica.

La memoria nos permite contarnos nuestra historia, y contar a los demás una versión distinta de la misma.

Alice Munro (1931- ) Escritora y Nobel de Literatura, Canadá.