Martha Camana: ‘Si mi Dios nos ha dado esta responsabilidad es porque somos resistentes’

Su gentileza y amabilidad la hacen una de las mujeres más representativas del patio de comidas del mercado Central.
Detalles. Su gentileza y amabilidad la hacen una de las mujeres más representativas del patio de comidas del mercado Central.

A los 7 años empezó a trabajar en el mercado Central de Ambato, así Martha Camana aprendió el valor del trabajo desde muy niña.

En ese mismo espacio, en el que por más de 60 años ha vendido hornado, fritada y gugua mama, pudo criar a sus cinco hijos, a quienes les inculcó que no hay que avergonzarse de sus orígenes y del trabajo honesto y honrado.

Doña Martha cuenta que cuando sus hijos eran pequeños ella madrugaba a alistarlos para la escuela, luego iba desde las ocho de la mañana al puesto en donde trabajaba en dos jornadas, hasta las 15:00.

Su vida

Son las 12:30 y doña Martha pide un espacio, pues llegan a su puesto varias personas a comprar hornado con mote.

Entre risas, les dice a sus comensales que sus platos son lo mejor para los mejores y que ellos se ve que son los mejores en todo.

Se acomoda la mascarilla, asea sus manos y mientras sirve, yapado, sigue recordando que su vecina de puesto le ayudaba al mediodía para que ella pueda “ir a ver a los guaguas y traerlos al mercado a almorzar y que hagan los deberes».

“La vida ha sido bien dura la verdad, pero yo sí creo que si mi Dios nos ha dado esta oportunidad y responsabilidad es porque somos resistentes y tenemos toda la fortaleza para afrontar con amor y dedicación esta sagrada responsabilidad”, dice convencida de que su mayor bendición han sido sus hijos.

TOME NOTA 
Martha Camana tiene cinco hijos, a todos los crió con su trabajo en el mercado Central.

Una labor que no termina

Su hijo mayor tiene 50 años y el menor 26, y asegura que su preocupación por ellos no termina. Dice que es cierto eso de que: entre más grandes, más grandes las preocupaciones, pues ahora no están solos y ella todos los días le pide al cielo porque los cuide y a sus familias también.

Para doña Martha el amor a sus hijos es tan grande que ahora se lo transmite a sus nietos, ellos se han convertido en su nueva luz de vida y en esa alegría que tiene para seguir disfrutando de la vida.

El amor a mis hijos es incondicional, pero a mis nietos no sé cómo describirlo, por eso sigo ayudándoles para que puedan también crecer como personas de bien y sabiendo que son amados por todos nosotros”, cuenta con los ojos llorosos por los recuerdos de las experiencias vividas durante 60 años de trabajo en el mercado Central.

Para finalizar cuenta que solamente puede darle gracias a Dios por haberle permitido crecer junto a sus hijos y “seguir compartiendo con ellos mi vida”, que se ha transformado en la de ellos y todos han sabido cuidarla y retribuirla con inmenso amor.

«Hay que saber darse tiempo para todo, pero siempre es importante que nuestros hijos sepan que los amamos, así sea que tengamos que salir a trabajar, pues si lo hacemos es por amor a ellos”.

Martha Camana,

Comerciante de alimentos del mercado Central