La historia no contada del parque 12 de Noviembre

Este lugar tiene historia que contar desde 1790.
Espacio. Este lugar tiene historia que contar desde 1790.

Este lugar emblemático de la ciudad tiene complejas relaciones sociales que ha pasado por diversas etapas a través de la historia.

El espacio público que rinde homenaje a la independencia es el parque 12 de Noviembre, sin embargo, este sitio tiene una dinámica social única y varios aspectos por los que ha pasado desde su creación.

Jéssica Torres, historiadora, ha realizado varias investigaciones relacionadas con este espacio importante de la ciudad que va más allá del concreto.

Torres considera importante entender el lugar a través del tiempo y saber que el sitio ha cambiado con los años.

“Pensamos que siempre estuvo ahí ese parque y no nos preguntamos qué teníamos antes, esto no son solo investigaciones mías, sino también de otros escritores y cronistas que han hecho un esbozo general del espacio del parque 12 de Noviembre”, comentó.

En 1700 este lugar fue un espacio que por su tamaño y actividad estaba dedicado al comercio, pero no llegaba a la categoría de plaza, además de que por el estado de la ciudad esto era considerado como la periferia.

“Nicola dice que a partir el terremoto de 1797 fue tomando la forma de plaza y se destina para el comercio de animales y productos agrícolas, a principios del siglo XX y con la instalación del ferrocarril se dedicó al comercio y a la atención a los viajeros, además se dice que se utilizaba para realizar juegos lúdicos”, aseguró Torres.

En las pocas fotografías que existen sobre este lugar se puede observar que en sus inicios no existían árboles y solo se podían ver casas alrededor, pues era un espacio dedicado al comercio.

 

La construcción del parque

“En 1915 la municipalidad que estaba conformada por una élite letrada de la época se hace cargo de esta plaza y comienza a ubicar jardines y va tomando forma de un parque, en 1922 ya existe una primera idea de que este espacio sirva para homenajear a los héroes de la independencia, aquí el concejo cantonal propone que esta plaza sea transformada en un parque con este objetivo”, contó.

Para Torres, esto resulta interesante, pues en el Ecuador coincide con otras celebraciones centenarias, donde se construirían monumentos similares con el objetivo de celebrar la independencia. “Atendiendo una idea, un imaginario bastante hispanista, se propone en este contexto de crear un monumento “, aseguró.

El proyecto se comienza a realizar con la escuela de agricultura encabezada por el agrónomo Manuel Chico. “Ya vemos como otra entidad local que junto a los miembros de la escuela de agricultura, que compartían espacios tienen esta idea de hacer un homenaje, vemos como se transforma el lugar con una columna en el medio y se van definiendo las jardinerías”, comentó.

En 1930 se comienzan a plantar especies y se va transformando en un parque que pasó de ser un espacio dedicado al comercio, a un lugar para el homenaje a los héroes de la independencia. En este año también se lo inauguró.

Este lugar tiene historia que contar desde 1790.
Espacio. Este lugar tiene historia que contar desde 1790.

 

El faro

El arquitecto Jorge Mideros fue quien cambió el diseño del monumento para colocar un faro, que tiene su explicación para la época en que fue construido, pues se debe entender que en la primera mitad del siglo XX la luz eléctrica era toda una novedad y que apenas ciertos lugares podían acceder a este servicio.

Torres cita a Pablo Balarezo Moncayo que en su libro explica el por qué de este faro en la punta del monumento. “Lo voy a citar textualmente, en el parque 12 de Noviembre sobre columna de piedra pishilata se prende la luz eléctrica en globo cristalino simbolizando el fuego olímpico de la libertad que brilla en tierra tungurahuense desde hace más de un siglo”.

“El  autor dice que se pone un faro, porque hay que considerar que en la primera mitad del siglo XX no toda la ciudad tenía energía eléctrica y era una novedad, la energía llegaba al parque 12 de Noviembre y que la luz este prendida, según lo dice el autor representaba la luz de la libertad”, comentó Torres.

La historiadora aseguró que esto para aquel tiempo debió ser toda una novedad, pues pone como ejemplo la reacción de los ambateños al ver los primeros semáforos. “El periódico Crónica decía que la gente se admiraba, entonces hay que verlo con los ojos de la época”.

DATO
Ante el parque 12 de Noviembre era designado como un sector tugurizado, 
palabra que para la época era muy utilizada a nivel de Latinoamérica para 
referirse a sitios con características especiales de relación.

 

 

Gente y espacio

Para Torres, hasta el momento solo se ha hablado de la evolución del espacio, lo que representa también un peligro al momento de escribir historia debido a que se considera la parte física, pero se corre el riesgo de pensar que es un espacio sin gente.

“En estas construcciones de la narración del espacio se tiende a dejar a un lado a la población, pero sabemos que es gente que habita y se apropia, que está tomando decisiones, que genera su propia narrativa, que son quienes lo construyen”, aclaró.

La historiadora habla de la segregación social en este espacio y afirma que en la ciudad esto se acentúa con la aplicación del plan regulador luego del terremoto de 1949.

“Con la encuesta que hacen en el plan regulador, en este espacio se puede ver que teníamos negocios como mecánicas, talleres, estaba la bomba de gasolina y que sobre todo habían muchas pensiones. También hay que considerar que en la primera mitad del siglo XX hay una migración del campo a la ciudad y estas personas se ubicaban por los alrededores del parque 12, plaza Urbina y La Merced”, aseguró.

Esto se traduce en nuevas formas de ver, construir y relacionarse en la ciudad. “Utilizo el termino segregación espacial para designar estos procesos de separación de la población de acuerdo a sus condiciones económicas antes y después del terremoto”, afirmó.

Los profesionales de aquel tiempo comienzan a designar al parque 12 de Noviembre como un sector tugurizado, palabra que para la época era muy utilizada a nivel de Latinoamérica para referirse a sitios con características especiales de relación.

“Estos eran sectores que para el aparecimiento de la modernidad comenzaban a presentar problemas de una ciudad que empieza a ser industrial, que alberga a gente del campo y que son lugares donde no hay servicios básicos, canalización, vive mucha población y que están ubicados en la periferia”, comentó.

Estigma del lugar

Torres hace una reflexión con respecto a la palabra y a como se ha construido una narrativa sobre el parque 12 de Noviembre.

“Esta se convierte con el pasar del tiempo en un estigma, que fue construida desde los mismos profesionales como ingenieros y arquitectos de la época, seguramente desde los gobiernos locales que comienzan a reproducir esta narrativa y seguramente también desde la prensa”, aseguró.

La historiadora afirma que esta narración se vuelve hegemónica y dominante ante otros discursos que pueden haber sobre el parque 12 de Noviembre y sus alrededores.

“Ya después se podrá analizar el tema de las trabajadores sexuales, delincuencia y demás, pero quiero decir cómo las narrativas se disputan, pero también cómo se vuelven hegemónicas y dominantes de este sector complejo que se comienzan a producir y reproducir a mediados del siglo XX y desde los mismos profesionales”, aseguró.

Torres afirma que desde el mismo plan regulador aumentó la segregación social desde la visión de los profesionales que trataban de reunir a la población y mejorar las condiciones de vida, normando a lo que llamaban un espacio tugurizado para mejorar los servicios básicos.

 

TOME NOTA
En sus inicios el monumento que se ubica en el parque 12 de Noviembre 
presentaba en la punta la figura de un ave que probablemente era un cóndor.

 

Los días de fiesta

La historiadora reflexiona sobre la dinámica del parque 12 de Noviembre en los días del festejo de la independencia y la utilización de las palabras: adecentamiento y embellecimiento.

“Esto estaba a cargo de instituciones preocupadas en la época por la higiene y ornato de la ciudad, por el control y la vigilancia de todos los elementos que podrían considerarse perturbadores para esa élite, por ejemplo, los mendigos, la gente que andaba deambulando por la ciudad”, aseguró.

Alrededor de esto, Torres se pregunta sobre este embellecimiento en la época de celebración de la independencia y mediante las fotografías nota que en la narrativa el parque 12 de Noviembre es considerado peligroso, pero que durante la entrega de la ofrenda floral, se toma el espacio público, pero aquellos elementos considerados peligrosos se ocultan e invisibilizan y durante el programa es un espacio de armonía.

“Adecentado, embellecido exclusivamente para ese momento, la gente, los concejales, el alcalde salen de ahí y ese espacio vuelve a ser estigmatizado, peligroso”, aseguró.

Para Torres estos embellecimientos de un día dejan de lado otras narrativas, imágenes y relatos. “Cuando quizá estas narraciones tanto de la fiesta cívica, de sector peligroso, del barrio anhelado y nostálgico de los habitantes tradicionales, tal vez coexisten y el parque 12 de Noviembre son todas esas narrativas juntas”, comentó.

La historiadora habla de la agudización de las relaciones sociales que se mantienen en el parque 12 de Noviembre, donde se ha vivido un proceso de construcción de otras narrativas que invisibilizan y desaparecen las vivencias y resistencia de la población que habita en este sector.

“Se ha vivido otros procesos de construcción de las narrativas, donde este lugar es ya una zona roja y se construyen estas narrativas que estigmatizan el lugar, donde impiden ver al barrio y las relaciones sociales que ahí se tejen, se pierden la resistencia, los recuerdos de los pobladores que allí habitan, es decir se comienzan a  hegemonizar un relato por otro”, comentó.

Torres asegura que estos relatos hegemonizadores justifican intervenciones en el parque 12 de Noviembre, que llevan como nombre regeneraciones urbanas que se encargan del espacio físico, pero no se tocan ni se preocupan de las relaciones sociales del sector.

Historiadora

Es Doctora en Historia de los Andes por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Flacso, Sede Ecuador. Magíster en Historia (2017) por la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.

Actualmente es bibliotecaria en el Centro de Documentación Regional Juan Bautista Vásquez de la Universidad de Cuenca.

Autora del libro ‘Ambato: terremoto y reconstrucción (1949-1961)’ publicado en la Serie Magíster de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador.