Un punto imperdible en Semana Santa es la parroquia Pasa de Ambato, donde desde hace 200 años se desarrolla la procesión de la Virgen de los Dolores, acto que está cargado de fe y devoción.
Fotografía y texto: Alex Villacis Guevara
Instagram: @alexvillacisguevara
Con una funda negra en la mano que contiene su vestuario comienzan a llegar desde las 19:00 los ‘Santos Varones’ que son tres personajes encargados de bajar la imagen de Cristo de la cruz, ellos visten de blanco y desde hace varios años cumplen esta función.
En la iglesia aún hay pocas personas, afuera se acomodan las andas para llevar a la imagen de la Virgen y la urna que contendrá la figura de Cristo una vez que se la baje de cruz, la banda comienza a llegar y entre los comentarios del frío de la parroquia comienzan a tomar su lugar.
Desde hace cinco años el número de turistas que llegan a ver esta procesión ha ido en aumento, hasta hay gente de la Costa que con gorra y guantes comienzan a sentarse en la iglesia.
Los yaravíes que tocan la banda inundan el ambiente, se siente el arrepentimiento y la penitencia en algunas personas. Cuando la imagen de Cristo es depositada en la urna se forma una larga fila en donde cada persona toca la figura o besan las heridas de las rodillas y luego colocan una ofrenda en la bandeja que sostienen los ‘Santos Varones’.
En este año la prioste es Mercedes Ulloa, su casa está a una cuadra de la iglesia, hasta allá llevan la imagen de Cristo, aquí brindan una canela caliente con galletas para mitigar el frío de los asistentes.
Al regresar a la iglesia la procesión continúa, la encabezan las andas de los niños, pues en Pasa la costumbre es que los padres ayudan a hacer a sus hijos estas pequeñas estructuras en las que llevarán una imagen religiosa de la familia.
La procesión recorre varias calles de la parroquia, la anda más grande y pesada es la que transporta la imagen de la Virgen de los Dolores, es cargada por alrededor de 70 personas, esta lleva varias velas, reflectores y hasta un generador eléctrico que iluminan la figura religiosa.
Al finalizar, todos quienes cargaron el anda de la Virgen se abrazan, en sus rostros se nota el alivio de haber descargado la pesada imagen y de cumplir un año más con su fe.