La jardinera

Boris Salinas Ochoa

TÉCNICA: Terracota

El escultor de la ternura

En este ambiente cada día más violento, perturbado y tenso, a todos nos asiste la obligación de impulsar campañas en pro de la ternura; de aquella que nos permita observar los detalles agradables que otros ya no tienen tiempo para mirar; o sentir ese cosquilleo mágico en el corazón, que otros ya no avanzan a percibir; o derramar un suspiro, verter una lágrima e izar una sonrisa; suspiro, lágrima y sonrisa que el género humano, en este frío bosque tecnológico lo dirige a cosas tan frívolas como triviales.

Esa es la propuesta: no abandonar nuestra militancia en la ternura, esa ternura que extraviamos alguna vez al vestirnos de adultos, ternura que, por citar un ejemplo, recubre las esculturas del maestro Boris Salinas, artista que se ha mostrado experto en convertir la arcilla impura, en piezas que acarician el corazón.

Así ocurre con “Alegría”, su nueva muestra, que no es otra cosa que un escenario donde asoman : Natalia, María Victoria y otras niñas más, quienes descalzas o en chulla sandalia, viajan desde el andén de su imaginación hacia universos desconocidos, para, con un trozo de cartón, una mascota, una caja de zapatos o unos peluches , protagonizar la libertad de sus sueños y ejercer su derecho a dos cosas: a ser felices con las cosas simples de la vida, y a ser consideradas iguales al resto, como lo determinó nuestro Creador.

Emotiva y sensibilizadora esta nueva colección de Boris, con mayor razón si ha sido pensada para gratificar el corazón de esos seres hermosos, hechos también de y para la ternura: las madres.

No digo más por hoy. Que hablen las esculturas.

WILLIAM BRAYANES