<small><tt>Homenaje</tt></small><hr>Luce DePeron: Missy Pussy, un recorrido por el optimismo

Ilustraciones de CAMILUNA

Alejandro Querejeta Barceló

‘Missy Pussy. Mi autobiografía’ fue lo último que escribió Luce DePeron. Una despedida, sin duda, pero con el ropaje de un sutil cuento para niños. Se trata de la aventura de uno de sus gatos narrada con una fuerte carga poética. La pequeña historia de una fuga y el enfrentamiento de la realidad. La búsqueda de la libertad y el enfrentamiento de la responsabilidad que comporta luego de conquistada, aunque solo sea en apariencia.


Una tarea a la que dedicó Luce DePeron mucho de su producción periodística, de sus poemas y no pocas páginas de sus libros ‘Una luz sin sombras’ (2001), ‘Mis doce casas’ (2003) y ‘¡Bendita vejez!’ (2012). La primorosa edición de ‘Missy Pussy. Mi autobiografía’ es un hermoso y merecido homenaje a Luce, a cargo de su hija Shirma Guayasamín, Soledad Córdova como editora literaria y Camila Fernández de Córdova (Camiluna) como ilustradora, diseñadora y diagramadora.

‘Missy Pussy’



Fragmento


“Me gusta mucho quedarme mirando el cielo porque cambia todo el tiempo: tiene algodones blancos que se pasean de un lado al otro. Y también muchos algodones sucios llenos de agua que lloran a cada rato. También hay pájaros que vuelan por mi terraza, pero no puedo cazarlos porque hay una tela transparente y dura que me impide llegar a ellos”.

La interpretación a profundidad del cuento llevó a Camiluna a entregarnos una primorosa colección de ilustraciones de delicada factura y alta calidad poética y plástica. No se trata solo de una traducción de imágenes literarias, sino un repertorio de evocaciones plásticas de antología. El libro, resultado del esfuerzo de este entusiasta y profesional equipo, es una joya gráfica a la altura del texto de Luce DePeron.


También en este cuento, como en la existencia de cada uno de nosotros, las reglas impuestas por otros se nos imponen, nos limitan y hacen eclipsar muchas de nuestras aspiraciones. A la joven gatita alguien le cierra la puerta y la deja fuera, cuando “la luna ya se había esfumado”. Alguien, como a nosotros sin que nos demos cuenta, dejó a Missy Pussy a la intemperie.


Como en su caso, no tenemos otra opción que acurrucarnos “atrás de un helecho”, pasar frío, y esperar que de nuevo el sol vuelva a calentarnos. Así aprendemos todos “la lección”, de que es desafiante no someternos a las reglas de la convivencia social, a veces ajena a los sueños, anhelos y esperanzas con los que intentamos paliar la ramplona cotidianidad.


Encerrado su espíritu, su inteligencia y su deseo de vivir en un cuerpo golpeado por la enfermedad, Luce DePeron nos legó este pequeño cuento recorrido por el optimismo de quien ve en la vida una renovada oportunidad de “alcanzar la luna”, es decir, la utopía a la que aspiramos todos. En su libro anterior, ‘¡Bendita vejez!’, ese optimismo, que casi siempre nos hace soñar despiertos, se hace palpable en medio de las situaciones más comprometidas del quehacer humano.


‘Missy Pussy. Mi autobiografía’, en unas pocas páginas, es portador de esa filosofía de vida tremendamente desafiante. Esté donde esté, Luce debe sentirse feliz con su nuevo libro. Sus amigos, admiradores y los lectores de su ‘autobiografía’, también.

«Como mujeres estábamos marginadas, yo como extranjera con más razón. Ahora no importa si se es mujer u hombre, ni de dónde se viene; si eres viejo, ya estás marginado. Por ejemplo, los bancos no te dan crédito, te ponen varias dificultades. Pero también tiene sus pequeñas ventajas, como que los espectáculos son más baratos”.

Luce DePeron
en ‘Bendita vejez’ (2012)

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Homenaje a mi madre

Shirma Guayasamín

Mi madre Luce DePerón dejó, antes de morir, algunos textos ya preparados para ser publicados. Entre ellos, el último que escribió, que es la historia de su pequeña gatita, la que protagoniza una serie de eventos en su departamento, situado en Bellavista, desde donde se puede disfrutar de la vista hermosa de Quito.


Me involucré en este proyecto de publicar este cuento de la mano de Soledad Córdova, amiga de mi madre y mía, una gran escritora de literatura infantil, y de su hija Camila Fernández de Córdova, “Camiluna”, ilustradora también de textos infantiles.


Ellas me guiaron con su experiencia, primero en la búsqueda de una editorial, y luego en el proyecto de publicarlo independientemente.


Soledad editó el texto, aportando con correcciones y guardando el estilo simple de la redacción, mientras que Camila contribuyó con todo su talento, convirtiendo a este libro en una obra muy hermosa y particular.


Los gatos de mi madre toman vida en el papel, guardando todas sus características propias, pero transformados con la magia del mundo infantil.


Me siento muy orgullosa del resultado, pues este libro es mi regalo y homenaje a mi madre, hermosa mujer que con su espíritu amplio y generoso aportó tanto a la cultura, literatura y las artes de nuestro país.