¿Las dos últimas masacres carcelarias abren una nueva etapa de guerra entre bandas?

La cárcel de Cotopaxi es una de las más peligrosas del país.

Las dos últimas masacres carcelarias abren la posibilidad de un cambio en la lógica del crimen organizado en el país. 

Los últimos asesinatos en dos cárceles del país, en Latacunga y Guayaquil, con un saldo total de 29 muertos y 66 heridos, puede cambiar totalmente la lógica del crimen en el país.

En Carondelet saben que esto empezó porque el narcotraficante asesinado Leandro Norero, que tenían contactos con varias agrupaciones, buscaba unir a las bandas criminales del país, a las cuales algunos analistas ya las califican de pandillas, otros de microcárteles de narcotrafíco y otros, simplemente, los nuevos cárteles ecuatorianos.

De hecho, de los muertos en Cotopaxi (16 asesinados y 43 heridos, el 4 de octubre), más de 10 personas serían del círculo de seguridad de Norero. Uno de los miembros de su cerco humano lo habría traicionado para romper la protección de ‘El Patrón’, como lo conocían.

Él buscaba la unidad de las organizaciones criminales, las principales. La intención, al parecer, era consolidar el tráfico de drogas en Ecuador. La Policía conoce que, actualmente, son nueve organizaciones criminales, donde la más numerosa es: Los Lobos.

Al día siguiente de esa matanza, el 5 de octubre, se desató la violencia en la Penitenciaria, en Guayaquil. Los presos de los pabellones 2 y 3, supuestamente dominados por los Chone Killers y Fatales, atacaron a los del 9, que estaría controlado por Los Lobos.

El enfrentamiento dejó 13 muertos y 23 heridos, según la autoridad carcelaria.

¿El inicio de la verdadera guerra?

InSight Crime es un centro de pensamiento especializado en el crimen organizado y la seguridad ciudadana en América. A raíz de las dos nuevas masacres en las cárceles del país elaboró un análisis en el que hace una advertencia.

Norero buscaba, dice la publicación, crear un entorno más estable para un ambicioso sueño: que todos los grupos desarrollaran sus economías criminales, es decir, un reparto territorial del negocio de la droga. “Con su asesinato, cualquier posible acuerdo entre las dos partes parece haberse derrumbado”, alerta. “La muerte de Norero marca otra fase de violencia en las cárceles de Ecuador, y ya no parece haber sobre la mesa ningún posible diálogo de paz”, dice InSight Crime.

Esto coincide con la proyección que tienen en Carondelet sobre un posible incremento de las muertes violentas en el país en el último trimestre del año. (DLH)

25 grupos delictivos, de nueve organizaciones criminales, arrinconan a Ecuador