En promedio, las ecuatorianas perciben $864 menos ingresos, a pesar de tener 1,3 años más de escolaridad, que los hombres. El mercado laboral necesita un cambio cultural.
“La brecha salarial es la punta del iceberg cuando hablamos de las desigualdades en el mercado laboral”. Diana Morán, economista y docente de la Universidad de Guayaquil, recalcó que es una realidad innegable que, en promedio, las ecuatorianas ganan entre 20% y 25% menos cada mes por realizar los mismos trabajos que los hombres.
Al final de cada año, una trabajadora recibe alrededor de $864 menos y, si se hace el cálculo de la última década, su capacidad de compra se ha visto reducida en casi $9.000.
Marielisa Vélez, líder de negocios estratégicos y especializada en el rol de la mujer en directorios corporativos, explicó que hay una exclusión sistematizada, debido a que el mercado laboral ha sido diseñado por y para hombres.
Los lugares donde se toman las grandes decisiones y se tejen las redes de contactos siguen siendo casi exclusivamente masculinos. El 74% de los puestos directivos son para ellos.
“Los hombres en puestos corporativos altos asumen que la mujer, una vez que es madre, ya no está interesada en seguir creciendo. Entonces, se le ofrecen menos oportunidades de crecimiento”, acotó.
Discriminación e inflexibilidad
Morán puntualizó que, a pesar de tener en promedio, 1,3 años más de escolaridad, sólo dos de cada diez mujeres acceden a empleos de calidad, con sueldos de al menos $400 mensuales.
Esa realidad es consecuencia del mecanismo de discriminación directa, donde se establecen puestos para cada género. Así se termina con un 90% de personal femenino en salud; mientras en ingeniería, el 74% es masculino.
El mercado laboral, además, impone ese mecanismo cuando hay poca o flexibilidad nula de horarios. “Se basa en una estructura de tiempo y no de resultados, en donde se exige trabajo de 8 horas cuando muchas no pueden darse ese lujo, debido a que hacen 4 veces más labores en el hogar. Ante la disyuntiva, se ven orilladas a la informalidad, al trabajo de medio tiempo, con menos ingresos”, aseveró Vélez. (JS)
“LLevamos más de 100 años intentando generar equidad de género en el mercado laboral. Si no tomamos acciones que aceleren el cambio, podría tardar otros 200 años más”, Marielisa Vélez, líder de negocios estratégicos
Los estereotipos culturales persisten
Cristina Páez, empresaria y líder en Ecuador de la multinacional francesa Ipsos (dedicada a la investigación de mercados), comentó que en una encuesta hecha a ecuatorianos entre 18 y 65 años se visualiza que el país tiene valores culturales que le ponen más cerca de Dubai o Arabia Saudita, y más lejos de las nacionales más equitativas.
Ante la pregunta de si creen que el hijo sufre cuando el padre trabaja, el 95% dijo que no. Pero, en el caso de la madre, el 60% respondió que sí. Asimismo, más de 3 de cada 10 mujeres aseguró estar convencida, incluso basadas en experiencias personales previas, de que si gana más que la pareja tendrá problemas en el hogar
“Ese entorno cultural hace que las mujeres se limiten y no desarrollen todo su potencial. Además, refuerza estereotipos a la hora de contratar”, acotó Páez
Menos brecha de género es un buen negocio
Si se acelera la reducción de las brechas de género, con un mercado más flexible y enfocado en resultados e incentivos que impulsen la economía violeta, el Producto Interno Bruto Mundial (PIB) podría incrementarse en 12 billones o un 11% para 2025.
“Eso es así no porque seamos más inteligentes, sino porque una mayor participación femenina genera mayor intercambio de opiniones y creatividad. Se Incorporan nuevas visiones en la toma de decisiones”, puntualizó Cristina Páez