‘En los gremios empresariales ya trabajamos la idea de crear un gran consenso nacional’: María Paz Jervis

María Paz Jervis, presidenta de la CIP. (Foto: cortesía CIP)

La Presidenta de la Cámara de Industrias y Producción habla con este Diario sobre un cambio fundamental en el empresariado: asumir los grandes temas públicos y nacionales como propios. Lea esta entrevista.

Los empresarios del país tambien sufren la álgida coyuntura política. Y, de hecho, no están alejados de la busqueda de certezas para construir un futuro mejor.

La presidenta ejecutiva de la Cámara de Industrias y Producción (CIP), María Paz Jervis, habla con este Diario sobre cómo se ve la crisis nacional desde uno de los gremios más influyentes del país. Pero también sobre cuál es el papel que deben adoptar los empresarios para buscar salidas, no en lo político, sino en lo ciudadano.

Sobre este tema traza algunas líneas de acción que ya se conversan entre los empresarios del país. Y estas tienen que ver con un diálogo efectivo para buscar soluciones en temas que preocupan a todos. Así se conecta con lo que busca la sociedad civil organizada: una agenda nacional común.

Para la abogada Jervis, quien tambien es presidenta de la Federación Nacional de Cámaras de Industrias del Ecuador, este momento de la historia del país es una oportunidad para buscar soluciones.

P. Ya lleva seis meses al frente de la Cámara de Industrias y Producción. ¿Encontró una élite económica con los brazos caídos?

No creo que es tan justo. Encuentro una élite, que es ecuatoriana también. Y los ecuatorianos y ecuatorianas estamos golpeados en la moral desde hace mucho. Veo una élite de gente súper trabajadora. Y sí, por eso, resiento y me apena, me duele, el ver cómo hemos roto la comunicación dentro de la sociedad. Está rota. Está golpeada. Porque no nos vemos en esta otredad. Entonces, tenemos siempre que a ver al distinto, al otro, al que esté en otra orilla, como contrincante. Y creo que eso es parte de la falta de cohesión social. Veo gente que apuesta por el país. Ser empresario en este país es ser valiente. Es gente que ama el país. Cuando se piensa en el estigma de esa narrativa que ha sido súper rentable a nivel político, de el empresario y nos referimos siempre a los empresarios o empresarias de poder económico más alto. Es la gente que podría más fácilmente tomar sus dólares e irse a instalar en algún otro lado del mundo. Entonces, la gente que se queda a dar batalla es por un tema de convicción. Y por otro lado, perdemos de vista que empresario y empresaria es el emprendedor. Es el señor que hornea panes o el jubilado que hace almuerzos y vende a los vecinos. Es la persona joven, la mujer joven que apuesta todo su conocimiento por un startup o innovaciones.

P. ¿Cuál es la responsabilidad que tienen ahora en la álgida coyuntura que está pasando en el país?

Quiero empezar haciendo un mea culpa. No podemos tampoco victimizarnos. Ha existido una narrativa política, pero sí creo que ha faltado mucho en el posicionamiento público del sector empresarial el acercarse y tender puentes, como ha pasado con otros sectores. Nos dedicamos muchos años a sobrevivir al sistema y quizás eso nos hizo encerrarnos en nosotros mismos. En general, la sociedad civil ecuatoriana tiende a ser corporativista o endogámica. Nos olvidamos de acercarnos y saber que, con otros sectores, podemos tener más cosas en común que diferencias. Ese es un primer paso, hay una necesidad de apertura. Segundo, la responsabilidad es asumir los grandes temas públicos y nacionales como propios. Es decir, desde un gremio, no podemos sentarnos solo a pensar en ‘mi empresa’; eso lo hace cada empresario. Cuando hablamos de defender los intereses empresariales desde este sector, desde este gremio, están los intereses que se podrían ver como evidentes o naturales como normativa que rige el funcionamiento de una empresa, que beneficia o perjudica, y estar atento para dialogar con el tomador de decisión. Ese es un ala de la representación. Pero otra ala, igual de importante, es el mirar la sociedad en su conjunto y procurar incidir en los tomadores de decisión para que adopten correctivos por el bien de la sociedad. Hemos mitificado lo que son los intereses. Todos tienen intereses y eso es legítimo. Ahora, no creo que los intereses del sector empresarial sean tan distintos a los intereses del resto de la sociedad. Y creo que ahí sí hubo una ruptura de comunicación. ¿Qué le interesa al sector empresarial? Seguridad jurídica. ¿Para qué? Para que sus empresas sean exitosas. Eso nos interesa a todos.

P. ¿Por qué el sector empresarial debe ocuparse de estos asuntos?

Somos los generadores de empleo. Los grandes generadores de empleo en Ecuador somos el sector privado, empresarial. Somos el motor de la economía. No podemos pensar, y quizás este es un proceso de empoderamiento de la sociedad civil, que el país lo rige solo el Estado. Esos gobernantes con los que no dialogamos. Lo empujamos todos. Creo que toda la sociedad civil, la academia, tiene su responsabilidad, los medios de comunicación tienen la suya, las familias tenemos la nuestra. Y, desde luego, quienes empujamos la economía, las empresas privadas, tenemos una corresponsabilidad de asumir estos debates, de defender los valores que nos agrupan a nosotros.Estos son: la libertad de empresa, el Estado de derecho, la democracia.

P. Entonces, sí es rentable tener un país que se protege estos valores. ¿Ustedes lo ven así?

Definitivamente.

P.  Sin embargo, eso puede llegar a ser una preocupación en algunas empresas, que buscan solo privilegios.

Al menos las empresas a las que represento no son partidarias en ningún caso del caos. El caos no le conviene a nadie. La ‘ley del privilegio’ no es donde nosotros nos acomodamos. Tenemos claro que los valores institucionales que defendemos son los valores democráticos, y en democracia se gana y se pierde pero siempre en el marco de la seguridad jurídica. Y en el bien común, que es lo que debe mover la organización social.

P. Ahora mismo el sector político está afectando lo económico y hay alertas internacionales y nacionales sobre eso. ¿Cómo deben intervenir los gremios en estos tiempos políticos?

Dentro de esta visión que hay desde la sociedad del sector empresarial, más esta ausencia de liderazgos constantes que tenemos, se espera que las empresas resuelvan lo que el Estado no puede. Le pongo un caso concreto con los temas de problemas de seguridad. Se escucha con frecuencia líderes de opinión pública que dicen: ¿Y dónde está el empresariado? Creo que ahí tenemos una distorsión absoluta. Nosotros no somos el Estado, no podemos ser, ni somos quienes hacemos la política pública. Nuestro rol es tener una voz potente para incidir, de manera transparente, en las tomas de decisiones. En esta coyuntura, nosotros utilizamos, como Federación Nacional de Cámaras de Industrias, las herramientas legales, como por ejemplo, el amicus curiae que prevé nuestra Constitución. Que es la posibilidad de hacer un alegato en términos absolutamente jurídicos. En un proceso donde no eres parte y no entras a ser parte. Fue ante la Corte Constitucional para abonar elementos para su toma de decisión. Eso es mojarse el poncho. Lo que nosotros no hacemos son marchas. Y después, incluso cuando la Corte Constitucional tomó una decisión que contravenía lo que nuestro amicus entendía que debía ser, lo acatamos. Y eso es lo que seguiremos haciendo.

P. ¿En qué caso?

En el juicio político contra el presidente Guillermo Lasso. ¿Por qué se intervino? Porque es una herramienta que establece la Constitución en la democracia. Y somos sociedad civil. Nos dimos el trabajo de comparecer. No tenemos tampoco la obligación de tener posturas frente a todo lo que pasa en los gobiernos. Eso es agotador. Y a veces la opinión pública espera eso. ¿Qué opinas de lo que pasó ayer, antes de ayer y la próxima hora? Ese no es nuestro rol porque no gobernamos.

P. ¿Qué otro tipo de intervenciones mira usted que corresponden al sector empresarial?

Voy a decir algo que quizás no es políticamente correcto. Pero no estoy de acuerdo con la filantropía como mecanismo de interrelación social. En los sectores empresariales se da y se da muchísimo. Pero eso no soluciona nada.

Francisco Jarrín y María Paz Jervis.
Francisco Jarrín y María Paz Jervis.

P. ¿Por qué?

En primer lugar, dotar de herramientas para el trabajo de las funciones corresponde al Estado. Al Gobierno. El Estado está representado jurídica y políticamente por el Gobierno. Y en una sociedad organizada eso se hace recaudando impuestos. La Cámara de Industrias y Producción contempla a las empresas que pagan 100% de impuestos. Así es como funciona una sociedad organizada. Lo otro es cómo funciona una tienda de barrio. Y eso nos puede servir. Voy a contar una pequeña anécdota de lo que nos pasó en una de las últimas crisis. Cada vez que hay crisis en este país, se mira al sector empresarial. Dicen: “Necesitamos…”. Y empieza la lista. Y el sector empresarial empieza a entregar.

P. Hay una necesidad de la sociedad civil y es la construcción de una agenda común. ¿Cómo cree que puede concretarse un encuentro con sindicatos, que son muy críticos con los gremios productivos?

Es difícil, pero es posible. Porque si no fuera posible, colguemos las botas, apaguemos las luces y vamos, no sé a dónde. Los demócratas tenemos que insistir en el diálogo. Está trillado porque oímos “mesas de diálogo”, y todos: no otra vez, no.

P. ¿Pero eso sucede por el convocante, que han sido los Presidentes de la República, o es por el mismo ejercicio de acordar?

Por los actores, claro. Pero creo que tenemos que insistir. Creo que es posible. Tanto desde el Comité Empresarial Ecuatoriano, aquí en la Cámara de Industrias y Producción, venimos trabajando la idea de crear un gran consenso nacional en torno a temas fundamentales y transversales a toda la gestión del país. A la mirada integral. Donde creemos, con humildad pero con firmeza, que todos los ecuatorianos y ecuatorianas podemos estar de acuerdo.

P. ¿Cuáles?

La seguridad, en primer lugar. La empleabilidad, más empleo y calidad de empleo. Empleo formal. Empleo adecuado. Y, en tercer lugar, la lucha contra la desnutrición crónica infantil. No todos son empresariales pero creemos que esa es precisamente la mirada del nuevo liderazgo gremial. Son los temas que aquejan a la sociedad ecuatoriana. Estos tres son la agenda mínima que se propone desde la Cámara de Industrias y Producción.

P. ¿Ha mantenido conversaciones, no con los similares, sino incluso con los críticos?

Estamos empezando con conversaciones. No quiero todavía anticipar, porque es un proceso que se debe llevar con una metodología y con mucha seriedad. También, en la visión amplia que es el Comité Empresarial Ecuatoriano, todavía no se definen serán los temas que nosotros proponemos, pero vamos en la misma línea de discusión. Mire usted, ni siquiera es fácil ponernos de acuerdo dentro del sector empresarial. Pero esto enriquece, tiene que haber esta discusión. Pero no vamos a decir: si no es nuestra agenda, no vamos.

P. Posiblemente le cuestionen: ¿por qué no pelea por menos impuestos?

Estamos en un momento de crisis nacional. Si nos ponemos de acuerdo sobre, al menos, dos o tres temas puntuales -en el caso de la CIP son estos tres y en el Comité Empresarial está por definirse-. Sin embargo, quizás por vez primera, en muchos años, nos sentemos a la mesa todos los actores. Puede ser “sexy” pensar que están los empresarios y sindicatos. Pero hay otros actores. Tenemos que sentarnos con los medios de comunicación, la academia. Tenemos que sentarnos con las madres de familia que no están representadas en una organización y que no han visto posible tener una actividad laboral por cómo está diseñada la tarea de cuidado. Qué pasa con los jóvenes representados por las organizaciones estudiantiles. Me va a decir: está FEUE. Pero tenemos que intentar hablar con ellos. Y debemos buscar otras representaciones que estén por fuera de Quito y Guayaquil. Es una tarea titánica. En estos días, creo que con más frecuencia, hemos escuchado voces que hablan de ejercicios similares que hubo en otros lugares del mundo.

P. ¿Como cuáles?

Se habla mucho del Pacto de la Moncloa, en España, de la Concertación de Chile. Y hubo algo similar en Uruguay. Sin embargo, en los tres casos fueron momentos distintos. Por ejemplo, el Pacto de la Moncloa y la Concertación se lideró desde los brazos políticos o los partidos políticos del momento. Responden otras cosas. Vale la pena mirar para para entender que, en sociedades que están fisuradas por la violencia, por las diferencias, cuando hay necesidad de progreso, se puede pactar un proyecto de Estado y de convivencia a largo plazo. (DLH)

 

Sociedad civil exige debatir los problemas del Ecuador en una agenda común