El especialista en combate a la corrupción y Vicepresidente de la Comisión de Integridad y Anticorrupción, habla sobre las consecuencias de la ausencia de liderazgos positivos en el país.
Agustín Acosta es un abogado especialista en lucha anticorrupción. Actualmente es Vicepresidente de la Comisión de Integridad y Anticorrupción de la Cámara de Comercio Internacional, Capítulo Ecuador.
Él considera que los pequeños actos irregulares, esos que se comenten en la cotidianidad, en la calle, en las escuelas, colegios y trabajos, crean el campo fértil para el nacimiento de los protagonistas de los grandes casos de corrupción.
Para revertir esta tendencia, y pese a que la actual realidad provoca desánimo a los ecuatorianos y quiteños por los escándalos de corrupción, se requieren de liderazgos positivos.
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P. El país vive una crisis en varios ámbitos. No hay un liderazgo positivo, que empuje a una educación en valores o que contagie de valores. ¿Usted lo ve así?
Totalmente. Me acuerdo cuando éramos jóvenes, que vi las campañas cívicas de don Evaristo, por poner un ejemplo. Que nos transmitía ciertos valores, desde temas pequeñitos: ser buen ciudadano, no botar la basura, respetar el puesto, no hacer pipí en la calle. Nos transmitían valores. Parecían cosas pequeñas, pero nos daban una educación que nos permitía actuar correctamente y ser un buen ciudadano. Y eso es lo que no tenemos ahora. No tenemos campañas, no tenemos líderes positivos, no tenemos a alguien que nos influencie. ¿A quién siguen todos los jóvenes que estamos metidos en temas de medios? Influencers en temas de fiesta, de ropa, de trago, temas pornográficos y no hay influencia de informaciones positivas.
P. ¿Cuáles son esos temas positivos?
Ser un buen ciudadano. Respetar. Ser un buen vecino. Ser un buen amigo. Ser un buen ecuatoriano. Que respete las normas, independientemente si es que nos pueden causar un perjuicio, si alguien nos está viendo o no nos está viendo. Hablábamos de micro corrupción, que son estos actos como: saltarse la fila, no respetar los turnos. Buscar las palancas y contactos para obtener los cupos, incluso en los colegios públicos y privados… Como cuando ya pasó la etapa de matriculación y quieren inscribir a los hijos una o dos semanas después por contactos y amigos. Eso nos permite vivir en comunidad, respetándonos y no afectando al resto, que es lo más importante. Porque pensamos que somos más vivos si nos saltamos la fila, la viveza criolla. Vivos si no hacemos la fila para llegar pronto al concierto del estadio y dejamos guardando los cinco puestos para llegar minutos antes. O saltándose las filas en los bancos o parquearse en donde no debemos hacerlo. Esos son actos pequeños que se consideran actos de micro corrupción. No porque haya un beneficio indebido al pagar a otra persona, sino porque son actos que atentan contra las normas de comportamiento que luego se vuelven costumbre, pasan a ser parte de nuestra cultura y luego generan actos más grandes de corrupción.
P. ¿La gente corrupta del futuro?
Totalmente. Hemos creado ciudadanos, las últimas decenas de años, que no tienen cariño por su país, no tienen cariño por su ciudad, no tienen cariño por su barrio. No les importa con quién viven. No les importa la comunidad. No les importa su compañero del trabajo, no les importa sus compañeros, se enfocan solo en ellos. Y aparte de enfocarse solo en ellos, no cumplen con las normas y piensan que siendo el más vivo, el más sapo, el más audaz, no respetando las leyes pequeñitas, incluso, pueden llegar más lejos. Y al comienzo puede que sí. Cuando ya son empresarios, constructores, o ya tienen un poder de autoridad, cuando quieren obtener un permiso, que demoran ocho meses normalmente, van por la vía fácil, de corrupción, de los contactos, de pagar un soborno. Lo pueden tener en 3 meses, y lo hacen sin pensarlo dos veces.
P. ¿Es decir, inician con algo relativamente pequeño para luego pasar a corrupción de millones de dólares, en las grandes obras?
Estas personas que crecen sin valores, que comienzan con actos de micro corrupción o de corrupción, sobornando a un policía, obteniendo permisos, luego no tienen trabas, ni un segundo de reflexión para pensar si están siendo correctos. Entran a propuestas de asociaciones ilícitas, de esquemas de corrupción gigantes, nacionales, trasnacionales, como el famoso caso FIFA Gate, el caso de Odebrecht y tantos otros casos que hay de negocios millonarios. Y peor aún si hablamos en temas petroleros, de hidroeléctricas, de cables submarinos, que son cientos de millones de dólares. Y muchos son empresarios y grandes empresarios, reconocidos y rankeados en las revistas, y las mejores empresas que toleran esto o toleraron en su momento, y ahora se hacen de la vista gorda.
P. ¿Cómo dejamos de ser tolerantes con la corrupción?
Tenemos que aprovechar las campañas de publicidad, que ahora pueden tener mucho alcance, para promover lo que es positivo. Promover lo que es correcto. No solo publicitar los actos corruptos o los actos delincuenciales de la gente que está metida en esta cultura de corrupción, que aparece uno cada día. Olvidémonos de la parte de sanción, eso lo hace la Fiscalía y los jueces sancionan. Medios privados, ciudadanos, padres de familia, instituciones públicas, gobiernos, empresas, promover los actos correctos. Incentivar y demostrar a la gente que ser honesto, ser correcto y no caer en corrupción, es un mejor negocio. ¿Por qué? Ahí está el caso de Odebrecht. Hicieron miles de millones de dólares, les encontraron, los sancionaron. Es una empresa que volvió a reactivarse, pero tuvo un daño reputacional gigante. Cárcel, suicidios, muertes. Todo por un esquema de corrupción. ¿Qué es mejor? Tener todas estas consecuencias penales, cárceles, crímenes, suicidios, problemas mentales, problemas de familia… o vivir una vida en paz, en donde los honestos pueden hacer más negocios y vivir mejor.
P. ¿Eso no lo hacemos en Ecuador?
Muy poco.
P. ¿No nos interesa o ya estamos resignados a que se perdió esa batalla?
La crónica roja vende más que las acciones honestas. Deberíamos, posiblemente, obligar a que media página de todos los periódicos tengan noticias, temas positivos. Y por ahí tienen algunos, algunos el informe, la comunidad, temas positivos. Otros son segundos de los 50 minutos de los reportajes que hay en la televisión cada día. Si es que uno solo ve noticias de crímenes, de asesinatos, de gente con miles de dólares, más si es niño o joven o no tiene una buena formación, lo toman como un estilo de vida. Las noticias por lo general transmiten lo que sucede y no dan comentarios sobre si es bueno o malo. Dejan a la interpretación de las personas. Vamos a entender la mayoría que eso es malo. Pero para otros es una maravilla. Te pongo un ejemplo, y hay un estudio, sobre la serie de Pablo Escobar, que terminó muerto, que tenía una vida de lujos y excesos. Los jóvenes que querían ser como Pablo Escobar y llegar a tener la fortuna, fueron más. Y no los que decían: qué mal todo lo que hizo Pablo Escobar. Entonces, generó un impacto negativo entre los jóvenes, no solo querían hablar como Pablo Escobar, sino que querían tener la vida de Pablo Escobar. Eso creó un efecto negativo. No hay que prohibir esos documentales, pero tienen que ir acompañados de algo que te haga reflexionar.
P. ¿O una censura para edades?
Posiblemente. Los mensajes positivos y sí hay organizaciones que lo hacen. La Cámara de Comercio de Quito, con la campaña Honestidad Criolla, premia al final del año actos que han tenido un efecto positivo en la sociedad. Hace dos años se premió a un taxista que, en Machala, devolvió 30.000 dólares que pertenecían a un pasajero. El conductor lo buscó y devolvió el dinero. Pero ese tipo de actos no se publicitan. La World Compliance Asociación también hará un ranking de empresas y personas que han tenido actos positivos o honestos. Pero eso pasa una vez al año o dos veces al año, no es en el día a día.
P. ¿El empresariado está preocupado por esto en Ecuador o no?
No creo que esté preocupado.
P. ¿Por qué?
La gran mayoría de empresarios tolera la corrupción. Porque, lamentablemente, para hacer muchos negocios en Ecuador, de la manera que ellos esperan, rápidos, oportunos y con un retorno rápido, se ven involucrados en temas de corrupción. Porque no quieren esperar dos meses más, porque tienen mal consejo, porque ya están metidos en ese mundo. Porque tienen rabos de paja. O simplemente porque no tienen otra opción. Llegan a tal punto que alguien les dice: o te involucras en esto o sales. Hay empresarios que han perdido negocios o ciertas oportunidades por no caer. Pero hay otros que se hacen de la vista gorda, toleran, lo ven de otra manera y siguen adelante. Y eso hay que cambiarlo. Es la tolerancia.
P. El Gobierno creó una Secretaría Anticorrupción que tiene una labor preventiva. ¿Cómo ve esa iniciativa?
Tiene una función muy difícil, porque hay que respetar la independencia de poderes y la independencia de ciertas instituciones, como Fiscalía, la misma Policía e incluso Procuraduría General del Estado. Entonces, la Secretaría dijeron que no van a ser investigadores, que no va a ir detrás del dinero robado, que se van a enfocar en una campaña de prevención. Y tienen un gran plan y lo publicitaron hace un mes. Pero falta mayor empuje, mayor comunicación, mayor publicidad a ese plan. Para que podamos participar los que estamos interesados. Hay muchos temas del Gobierno que son prioritarios, pero hay mucho por hacer en corrupción y yo siento que ellos no están publicitando como deberían hacerlo. Además, no sé si termina siendo muy amplio. Conversábamos en el lanzamiento del Plan Estratégico Nacional Anticorrupción en donde decía que solo abarca ciertas instituciones y que se debería abarcar muchísimo menos para que se haga bien. Iniciar con un piloto, porque el tema de corrupción es muy complejo. Dicen que no hay tiempo… pero no hemos tenido tiempo en 200 años para solucionar la corrupción, tenemos que ir poco a poco. Hay ejemplos, como Corea. Ahí fueron hacia la educación, cultura, y poco a poco. Hace 40 años ese país tenía índices muy altos de corrupción, ahora son mínimos, después de los países nórdicos.
P. ¿La educación es importante?
La educación es lo más importante. Y no solo la educación de colegio, sino desde la guardería, educación básica, secundaria, universidad. La educación en las casas y la educación en las empresas e instituciones públicas. Tiene que darse una capacitación continua, para reforzar lo importante que es ser honesto.
P. Ecuador está muy polarizado. Proponer intervenir en la educación puede generar agrias críticas. Conservadores, el gobierno de la derecha, empresarios metidos… ¿Cómo enfrentar algo así?
Volvemos al inicio de nuestra conversación, nos faltan líderes positivos y líderes que influencien. Y no tiene que ver con derecha, izquierda, banquero, el mercado. Tienen que ser todos. Deberíamos tener un grupo de líderes positivos que influencian a sus comunidades, si es que verdaderamente están en contra de la corrupción. Debería estar el Presidente, el líder opositor, con el de la derecha, con el de la izquierda. Deberían estar todos en el mismo barco, porque es una lucha común. Unos tienen que liderar y otros ser la imagen, porque ya los siguen. Va a ayudar a todos a no polarizarnos.
P. Estamos en una época electoral. ¿Usted cree que algún precandidato a la Alcaldía de Quito ha tomado esto como bandera o no?
Ninguno. Están enfocados en temas de inclusión, en temas de empoderamiento de mujeres, medio ambiente, generar trabajo. Creo que están preocupados que, si dicen que van a combatir la corrupción, saldrá la pregunta: ¿de tu partido o de mi partido? No tienen que combatir la corrupción metiéndolos a la cárcel, eso que lo haga Fiscalía. Tienen que prevenir la corrupción. Debemos juntarlos para que todos hagamos una campaña para promover la prevención de la corrupción. Ser un buen ciudadano.
P. Queda claro que esto es un trabajo de mediano y largo plazo…
A mediano plazo hablamos de cinco a diez años. Lograrlo en uno o dos años es imposible. Yo creo que el cambio de cultura solo se puede dar, con tiempo, no sé si es un cambio generacional, pero ahí tenemos el ejemplo que te comenté de Corea. Cuatro décadas de trabajo. (JC)