Las élites que abandonaron a Quito

Vista desde el Palacio de Cristal del Parque Itchimbia.

Agosto del 2021 fue un mes que llenó de esperanza a los quiteños. Incluso hubo una marcha por la dignidad. Pero nada ha quedado. La élite quiteña está de brazos caídos.

Quito está viviendo una auténtica tragedia política. Y su final no está cerca. Este no se dará el día de las votaciones, ni siquiera cuando se posesionen las nuevas autoridades municipales, en mayo próximo.

Luego de conocer las altas posibilidades que tiene el exalcalde de Quito, Jorge Yunda, de ser reelegido prácticamente con el mismo porcentaje de votos que en 2019, queda claro que las élites, las distintas que hay en la ciudad pero en especial la empresarial, no aprendieron. Ni de lo que vivieron, ni de lo que impulsaron.

La última medición de intención de voto publicada por LA HORA, con cifras de MR Analytica Corp., colocan a Yunda en primer lugar con el 21%. Coincidentemente, es el mismo porcentaje con el que ganó las últimas votaciones de 2019, allí obtuvo el 21,39% de los votos.

Esta realidad era impensable en agosto de 2021. Hace 17 meses existían convencidos de que Quito iba a recuperar el protagonismo nacional y regional, al iniciar un acuerdo ciudadano entre gremios, empresarios, sociedad civil, líderes de opinión pública, para que la Alcaldía se aleje de la ilegitimidad y de las graves sospechas de corrupción de quien era el Alcalde, Jorge Yunda.

Celebraron reuniones de alto nivel, de coordinación, pedidos a la Corte Constitucional, incluso una marcha (el 10 de agosto de 2021) con seis mil personas.

Era el renacer. Circulaban muchas ideas acerca de qué hacer para que Quito no permanezca sumida en este estancamiento que la tiene desconectad de la región y del mundo. Muy pocas, y con un gran esfuerzo de una parte de lo mejor del sector privado, se concretaron.

Pero en estos 17 meses otras ideas quedaron en el camino. Sobre todo, no se pudo concretar una propuesta política de unidad, con un plan de ciudad y alejada del populismo, para recuperar definitivamente el camino y ser una capital que compite con sus pares.

Ahora, según las mediciones, estamos a nada de elegir a un Alcalde que -según lo que dice la ley- deberá perder sus derechos políticos. Y, pese a las leguleyadas con las que posiblemente se intentará demorar lo inevitable, posesionar a otro alcalde que saldrá de los concejales. Hasta el vicepresidente del CNE, Enrique Pita, tiene muy claro lo que va a suceder.

Con el Quito político a la deriva, no sorprende que en el debate del CNE Yunda y el correísta Pabel Muñoz fueran los únicos que aseguraron el respaldo del sector privado, incluso dieron cifras: inversiones que superan los 5.000 millones de dólares.

Lo que no han revelado es quiénes son esos empresarios o grupos empresariales que respaldan al populismo. Ese grupo que, claramente, entiende a la gestión pública como si fuera la destinada a garantizar protección y dólares a su empresa.

Mientras esos empresarios se acercan a esos políticos, los otros, los que tenían las ideas, observan con los brazos caídos. Silenciosos.

Fuentes del sector empresarial aseguran que no quieren a Yunda como Alcalde, porque el costo de una mala imagen nacional e internacional es muy alto para los negocios. Que es vergonzoso el silencio que, para ellos mismos, ya parece cómplice. Que hay temor de que regrese el correísmo, pero hasta el momento no hay acciones contundentes.

Al momento de votar, sopesarán al que represente el mal menor para su negocio, que no necesariamente será el mal menor para la ciudad o para el país; aunque hay quienes todavía ven una oportunidad. Esta puede ser para recibir la dura lección o para tomar postura en favor de la ciudad, que no es lo mismo que apoyar a un candidato. Esto sucede a menos de quince días de las votaciones, el domingo 5 de febrero. (JC)

De ganar la Alcaldía, Jorge Yunda no podría posesionarse