Aunque el país crecerá entre 3% y 3,4% este año y el siguiente, si no se producen cambios en el manejo económico, se perderán 10 años de desarrollo.
En el mejor escenario, Ecuador recuperará los niveles pre pandemia a finales de 2023. Según un último estudio del Banco Mundial (BM), la economía nacional crecerá 3% en 2021, 3,4% en 2020 y 2,2% en 2023.
Sin embargo, si no se ponen en marcha reformas estructurales en el mercado laboral, recaudación de impuestos y manejo de recursos públicos, las perspectivas son de una nueva década pérdida entre 2024 y 2034.
De acuerdo con el multilateral, para alcanzar un ritmo de crecimiento necesario para revertir el aumento de la pobreza y las tensiones sociales, la única vía es que se concreten «de forma urgente reformas muy postergadas».
“Se hizo un esfuerzo enorme por asistir a las familias en medio de la pandemia. Ahora, el desafío es lograr una fuerte recuperación que brinde oportunidades de trabajo y sane las heridas de la crisis”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe.
Cualquier recuperación del virus impactará sobre el crecimiento, mientras que la persistencia de las presiones inflacionarias a nivel mundial (precios del petróleo más altos, crisis de fletes y escasez de contenedores, entre otros) podría derivar en tasas de interés más elevadas, reduciendo la demanda.
A su vez, el elevado nivel de endeudamiento del sector privado podría acotar su capacidad de liderar la recuperación, mientras que los crecientes niveles de déficit público y endeudamiento limitan el potencial de cualquier intervención pública futura.
«Los esfuerzos por mitigar los efectos de la crisis dieron pie a un aumento significativo del gasto, resultando en mayores niveles de déficit y deuda pública», dijo William Maloney, economista en jefe del BM para América Latina y el Caribe.
El representante del multilateral agregó que el nivel promedio de deuda pública aumentó en 15%, hasta alcanzar un 75,38% del PIB.
«Dado el imperativo de impulsar un crecimiento más dinámico, inclusivo y verde dentro de un contexto de escasez de recursos, los gobiernos deberán replantearse cuál es la mejor y más eficiente manera de utilizar los recursos públicos”, aseguró.
Tres aristas para el crecimiento
Replantear las prioridades de gasto público.- El reto para Ecuador es acercarse a los niveles mundiales de eficiencia y, a la vez, ir fijando nuevas prioridades para el gasto, sobre todo en temas de salud y protección social.
La educación puede mejorarse centrándose en las escuelas más afectadas, con un mejor uso de tecnologías y promoviendo las carreras universitarias cortas, capaces de alinear mejor las habilidades disponibles con las necesidades de la industria y el mercado laboral.
El gasto en investigación y desarrollo, que es la mitad del porcentaje observado en los países de ingreso medio, puede ser usado de manera más eficiente, asegurando la existencia de vínculos entre los centros de investigación y el sector privado.
Mientras que un mayor nivel de transferencias públicas e inversión en infraestructura puede servir para impulsar el crecimiento y reducir la desigualdad.
La generación y el consumo de energía pueden volverse más sostenibles en términos ambientales y fiscales focalizando mejor los subsidios hacia los segmentos más vulnerables (entre el 40 y el 60% de los subsidios eléctricos se dirige al 20% más alto de la escala de ingreso).
En este último punto, el BM coincide con el Gobierno de Guillermo Lasso en que no se puede dar marcha atrás en el desmonte de subsidios ineficientes como el de los combustibles.
Gasto más eficiente.- En lugar de recortar el gasto indiscriminadamente, el multilateral recomienda partir con la reducción de la ineficiencia en el sistema de contrataciones públicas y en los programas de transferencias, que representan pérdidas promedio de 4,4% del PIB.
Solamente en las contrataciones se estima que el uso de mejores prácticas tendientes a reducir la corrupción, la ineficiencia y aumentar la competitividad de las licitaciones podría resultar en un ahorro del 22% del gasto sin cambios en las actuales leyes de contratación pública.
Potenciar los ingresos.- Hay espacio para aumentar los impuestos sin afectar el crecimiento de manera significativa. Las áreas a explorar incluyen ampliar los impuestos sobre la propiedad y la base de los contribuyentes del impuesto a la renta; elevar los gravámenes sobre alimentos no saludables y las emisiones de carbono, y mejorar la capacidad de recaudación en una región donde el nivel de evasión del impuesto sobre la renta de las sociedades es prácticamente del 50%.
Además, de la mano de todo eso se necesita una reforma laboral que aumente las posibilidades de acceder a un empleo de calidad para la creciente población en la informalidad. (JS)
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