Dudas sobre el presupuesto municipal que recibirá Pabel Muñoz

Santiago Guarderas aseguró que la próxima administración tendrá $400 millones de presupuesto disponible. Tres expertos opinan sobre esto y definen las prioridades que deberá observar el próximo Alcalde.

Quito cuenta los días para cambiar de administración municipal. El alcalde Santiago Guarderas se prepara para dar paso a Pabel Muñoz, autoridad electa que tomará posesión este 14 de mayo de 2023. ¿Cómo quedan las cuentas de la ciudad y qué presupuesto tendrá el próximo Alcalde para su gestión?

Santiago Guarderas, en diálogo con La Hora, aseguró que deja un presupuesto de $420 millones para la próxima administración. Este presupuesto, según el Alcalde saliente, estaría disponible para ejecución de obras desde la administración de Pabel Muñoz.

Guarderas agregó que deja obras en ejecución. Entre estas, acciones enfocadas específicamente a la vialidad.

«Son 320 kilómetros de trabajos que han cambiado cómo vivía Quito antes de esta administración», dijo.

Si se dimensiona el presupuesto que asegura Guarderas  que se deja a la próxima administración, este podría cubrir obras de gran magnitud. Entre estas, proyectos como la Solución Vial Guayasamín o esquemas de repavimentación de vías (las fases de intervención masiva han costado entre $17 millones y $43 millones).

Sin embargo, ¿qué tan real es que la siguiente administración municipal podrá ejecutar este monto en obras?

Cifras bajo análisis

Expertos como el urbanista Fernando Carrión aseguran que la cifra de 420 millones se aleja de la realidad de fondos para ejecución.

Para él, la cifra expresada por Guarderas revela que la capacidad de gasto del Alcalde saliente ha sido muy limitada e ineficaz. “Esto significa que la administración deja menos del 50% del presupuesto».

Explica que este presupuesto está sujeto a otros gastos que debe emprender el Municipio en lo que queda de 2023.

«Alrededor de un 35% de este valor se va en gasto corriente. Hay muchas obras en las que están comprometidos los recursos. Una es el Metro y otra la repavimentación», asegura.

Esto dejaría al alcalde electo, Pabel Muñoz, con una capacidad de inversión limitada en su administración. «Si bien quedan recursos, estos están comprometidos. Es imposible que se pueda destinar esa cantidad a obra pública, si solo el gasto corriente ya es una cantidad importante».

En esta ecuación, el Metro se convierte en un peso económico grande para Quito. Este, con el paso del tiempo, pasó de tener un costo estimado en la administración de Augusto Barrera de $1.500 millones a alcanzar los $2.009 millones, con Mauricio Rodas. A esto se le suman intereses y gastos extra, que según Carrión alcanzarían los $100 millones.

«Vamos a tener que empezar a pagar el crédito con el que se construyó el túnel. Si solo se divide el costo que tiene que financiar el Municipio de Quito, que es de $1.250 millones, para los 20 años de crédito se obtiene un total de $60 millones que tiene que pagar la ciudad«, dice.

A esto se suma el costo de la operadora, de $21 millones. También el subsidio a la tarifa de operación, que para Carrión no bajará de los $40 millones, porque «bajo ningún punto de vista técnico el próximo año el Metro llegará a tener más de 100 mil pasajeros diarios, de los 400 mil que se ofrecieron para hacer sostenible su operación».

Solo estos factores generan un gasto de $120 millones que el Municipio «tendrá que sacar de algún lugar». Además, detalla que solo una de las empresas públicas metropolitanas se autofinancia, por lo que las demás deberán recibir financiación municipal.

Para Carrión, la nueva administración tendrá varias limitaciones presupuestarias y deberá poner «la casa en orden». Esto, con el objetivo de que estos recursos, «quizá no para este año sino para 2024», puedan ser de libre disponibilidad para el próximo Concejo Municipal.

Valores comprometidos

Carlos Páez, exconcejal de Quito, explica que el presupuesto que deja Guarderas no es de libre disponibilidad del Alcalde.

«La mayor parte se va en gasto operativo. Esto incluye sueldos, servicios, mantenimiento de infraestructura, de vehículos, de equipos, entre otros factores. Esto quiere decir que hay un valor que ya está comprometido», asegura. «Es probable que en esa cifra estén comprometidos valores de contratos que ya están en marcha o en obligaciones crediticias vigentes».

Explica que por más que se tenga la «plata en el banco, a fin de mes se tiene que pagar el crédito o tienes que acabar de pagar el contrato de repavimentación que se está realizando y tienes que sacar de ahí».

La Hora solicitó al Municipio el detalle del presupuesto que se dejará a la próxima administración. Hasta el cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.

Planificación

Páez aclara que desde la próxima administración no se podrán tomar decisiones inmediatas sobre la inversión del presupuesto en obras o proyectos.

«Existe un instrumento que se llama Plan Operativo Anual, que se aprueba al inicio del año y en periodos de transición hasta el mes de julio. En estos se planifica el gasto y se establece en qué se va a gastar», explica.

Las obras y proyectos del Alcalde entrante deberán planificarse y aprobarse en este plan. «No es que el presupuesto puede ejecutarse desde el 15 de mayo. Este proceso burocrático permite evitar las noveleras y que cualquiera llegue y crea que se puede hacer lo que quiera sin tener los resguardos del dinero».

Para ejecutar el presupuesto, Muñoz deberá generar proyectos con especificaciones claras para detallar también costos, estudios, factibilidad y pasar a su aprobación. Esto podría tomar meses o años, según Páez.

«El 15 de mayo, no es que el Alcalde podrá empezar a gastar. Sino que deberá conocer cuál es el verdadero presupuesto fuera de las obligaciones. A partir de ahí, deberá transformar las ideas que tiene en proyectos para poder ser ejecutados», dice. «El sector público, afortunadamente, no funciona al apuro». (ECV)

Prioridades para Quito

Ejes como la movilidad, la seguridad y la planificación serán elementales.

Hernán Orbea, urbanista, explica que puntos como la movilidad y la seguridad deben ser prioritarios para la próxima administración.

«No cabe ninguna improvisación en la articulación del Metro con los demás sistemas de transporte en Quito», dice.

Para él, la primera prioridad es generar acuerdos entre los diferentes sectores para que la «planificación vaya ligada a la voluntad política y ciudadana» conforme a un proyecto de ciudad.

Alrededor de $120 millones podrían destinarse a costos de operación, pago de créditos y subsidio de la tarifa del Metro.