Dos generaciones podrían quedarse sin pensiones o con una jubilación minúscula

RETIRO. Las opciones de alcanzar una buena pensión se reducen para los ecuatorianos.
RETIRO. Las opciones de alcanzar una buena pensión se reducen para los ecuatorianos.

La natalidad está en franca caída. Los mayores de 60 años serán más numerosos que los menores de 15 años en 2043. El fondo de pensiones necesita medidas urgentes.

El envejecimiento poblacional es una realidad y se proyecta un colapso completo del fondo de pensiones del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) sin cambios radicales.

La situación ya es grave ahora, pero será explosiva cuando quienes están iniciando o en la mitad de su vida laboral, quieran jubilarse.

Dos generaciones podrían quedarse sin pensiones, o con una jubilación mínima.

En 2023, en términos netos (sumando entradas y desafiliaciones), el número de afiliados al IESS apenas creció un 1%, es decir, 26.797 personas más.

Por su parte, el número de jubilados y pensionistas creció un 11%, lo que representó 81.414 beneficiarios más.

Así, el total de afiliados llegó a los 3’782.504; mientras los jubilados ya suman los 836.525.

Esto solo es una muestra del problema que se volverá cada vez más visible en los próximos años.

La población ecuatoriana está envejeciendo a una velocidad mayor; mientras a duras penas se logra atraer más aportantes activos.

Proyecciones

La tasa global de fecundidad -número de hijos promedio que tienen las mujeres del Ecuador- pasó de 6,83 en 1950 a 1,86 en 2022.

Todo apunta a que en 2043 habrá más personas mayores de 60 años, con un total de 4′030.163, mientras que el grupo de 15 años o menos será de 4′023.821.

La población de 5 a 14 años ya empezó a disminuir cada año desde 2020; mientras los jóvenes de 18 a 29 años iniciarán un marcado decrecimiento a partir de 2030.

Así, Ecuador está desperdiciando sus últimos años con una mayoría de población joven, pero que no tiene mayores oportunidades laborales ni suficientes ingresos para afiliarse al fondo de pensiones del IESS.

Sin cambios estructurales, los jóvenes que están ahora iniciando su camino laboral, e incluso los que están a mitad de camino y tienen la suerte de estar en la economía formal, no recibirán pensión o la recibirán con montos ínfimos (menos del 50% de las jubilaciones actuales) para enfrentar los altos costos de la vejez.

Es decir, el país se enfrentaría al riesgo de tener al menos dos generaciones que llegarán en pésima situación económica en sus últimos años.

Cambios radicales o colapso

Incluso si el Estado pagara toda la deuda millonaria que tiene con el IESS, todo el sistema colapsará en pocos años sin una reforma profunda y estructural.

“La solución no solo es que el Estado pague la deuda. Tenemos que hacer la reforma estructural. No podemos seguir con soluciones parche. Cada vez tenemos menos afiliados por cada jubilado”, dijo María de los Ángeles Rodríguez, vocal de los empresarios en el Consejo Directivo del IESS, a LA HORA hace más de cuatro meses.

En ese tiempo, más allá de los anuncios erráticos del Gobierno de Daniel Noboa, que han generado el rechazo del sector productivo, no se tiene nada claro sobre el presente y futuro de la Seguridad Social.

En la Asamblea, el 12 de marzo de 2024, se aprobó un proyecto de reforma a la ley del IESS; pero que ha sido calificada de “reforma Mickey Mouse” sin cambios sustanciales.

Según el economista Augusto De la Torre, quien presidió la comisión técnica que elaboró una propuesta de reforma al sistema de pensiones en el Gobierno de Guillermos Lasso, lo aprobado por los asambleístas es como si un auto necesita un cambio de motor, pero va al taller y le cambian las plumas; o como si a un paciente que necesita una operación a corazón abierto y va a la clínica y le hacen un corte de cabello.

En la situación actual, y la que se viene en los próximos años, se necesita discutir y aprobar una reforma al menos del sistema de pensiones hasta finales de 2024.

De lo contrario, se profundizará el problema de que el fisco no tiene suficiente dinero para pagar el 40% de aporte estatal y el IESS cada vez necesita más subsidio para funcionar.

Las bases de esa reforma se pueden resumir en los siguientes puntos:

1 Pensión mínima vitalicia y ahorro individual.

2 Aumento gradual en el tiempo de aportaciones al sistema.

3 Límite al gasto público que, como porcentaje del PIB, se puede transferir al IESS cada año.

4 Cambiar gradualmente la base de cálculo de las pensiones.

5 Pensión básica fija para todos más una pensión variable de acuerdo el monto de aporte.

6 Eliminación de regímenes especiales de pensiones.

7 Plan Obligatorio de Ahorro para la Vejez.

8 Incentivos y facilidades para que autónomos y profesionales independientes se afilien. Hay que tomar en cuenta que dos de cada tres ecuatorianos que no están afiliados al IESS quisieran aportar al sistema.

9 Afiliación abierta a cualquier nivel de ingreso laboral. (JS)

Actualmente, solo para pagar pensiones se necesitan más de $4.000 millones al año; pero las aportaciones generan menos de $3.000 millones. La diferencia la debe poner el Estado; pero lo hace a medias.

¿Cuál es la solución que se presenta desde la visión liberal?

De acuerdo con Alberto Acosta Burneo, economista y editor de Análisis Semanal, la solución para salvar las jubilaciones pasa por tres puntos básicos:

A Crear cuentas individuales para quitar las manos de los políticos del fondo común de pensiones.

B Libertad individual de escoger entre IESS y fondos de pensión privados.

C Creación de un fondo solidario complementario (con subsidio estatal).

En las actuales circunstancias, a criterio de Acosta Burneo, el aporte al IESS es un impuesto que solo sirve para pagar las pensiones de los jubilados actuales.

“Todo el sistema se basa en la esperanza de que, en el futuro, haya suficientes aportantes para que paguen tus pensiones cuando te jubiles”, apuntó.

Eso, de acuerdo con Acosta Burneo, es una trampa mortal para las nuevas generaciones en un escenario de envejecimiento poblacional.