Los ecuatorianos que rechazan la ‘casta política’ en el dilema de la antipolítica o el ‘hacer buena política’

RECHAZO. Poner fin a la ‘casta política’ y fortalecer la ‘unión de los mejores’ son algunas de las propuestas. Foto: Asamblea Nacional.
RECHAZO. Poner fin a la ‘casta política’ y fortalecer la ‘unión de los mejores’ son algunas de las propuestas. Foto: Asamblea Nacional.

El nuevo calendario electoral ofrece una oportunidad para renovar los liderazgos y transformar la política en el país. Uno de los rostros que se identifican hacia el futuro de la ‘buena política’ es el de Diana Salazar. 

La sociedad ecuatoriana rechaza de forma importante a los políticos, aunque comprenden la necesidad de la democracia para resolver los problemas del país.

Recientemente el Consejo Nacional Electoral (CNE) inició el nuevo proceso electoral para elegir a los representantes en la Presidencia, Vicepresidencia y la Asamblea Nacional para el período 2025-2029. Los comicios se desarrollarán el 9 de febrero de 2025.

Los ciudadanos que están fuera de las organizaciones políticas siguen esperando una propuesta o la aparición de un proyecto de país que los anime y les permita regresar la mirada a la política con optimismo.

Este liderazgo aún no se vislumbra y se convierte en un vacío que puede ser capitalizado por la llamada antipolítica, en el afán de contraponerse a la denominada ‘casta política’ que maneja y conduce al país, a espaldas de los intereses de los ecuatorianos.

Cabe la pregunta, ¿Los ecuatorianos buscarán la solución a los problemas del país en la antipolítica o esperan por la ‘buena política’?, LA HORA conversó con tres analistas para revisar cómo esto afecta la democracia y cuáles deben ser las líneas que marquen el retorno de políticos mejor preparados, que se reconecten con la ciudadanía.

‘Del Club al Pub’

El académico y analista político Óscar Terán Terán destacó que Ecuador viene transitando desde hace varias décadas una crisis en la política, consecuencia del fracaso del sistema de partidos políticos.

Transformaron a la política en un club tipo inglés, un lugar al que no tiene acceso todo el mundo, sino contadas personas, quienes tienen que pagar un cover, un consumo mínimo y, además, se reservan el derecho de admisión. En otras palabras, en el sistema del club inglés, el dueño del club (partido) hace y deshace con los que asisten”.

Siguiendo con esa imagen, destacó que la política de Ecuador debe transitar “del Club inglés al PUB inglés, es decir, espacios a los que cualquiera pueda acceder”.

El analista recalcó que la situación de la política en Ecuador es grave cuando se revisan todos los puntos. “Acabo de ver una encuesta donde el 43% de las personas estaría muy gustosa de emigrar. Entonces, si es que a ese 95% de desconfianza en los políticos le agregamos este 43%, la situación es espantosa”.

En este sentido, la investigadora y analista del Cato Institute, Gabriela Calderón señaló que en la actualidad “hay un divorcio entre la política, el Estado y el resto de la sociedad. Las personas sienten que todos los políticos son iguales, de ahí viene el ya tradicional ‘que se vayan todos’”.

Calderón señala que la desconfianza del ciudadano en los políticos radica en que, desde la posición del ciudadano, “su situación no cambiará mucho independientemente del resultado electoral”.

‘Reconocer a los oportunistas’

José Alvear, analista libertario, destacó que es importante que la ciudadanía comience a reconocer entre los oportunistas, los vendedores de humo y los encantadores de serpientes de los verdaderos políticos, problema que a su juicio no se circunscribe solo a Ecuador.

“¿Cómo detectar quién es un vendedor de humo y quién es una persona que puede aportar con soluciones? Exigiéndole a esos candidatos que no hablen de a quién prepararon, o que vengan con planteamientos agresivos contra un mandatario porque no comparten su visión, pero no plantean ninguna solución”.

Recalcó que el ecuatoriano no puede dejarse engañar por la “ilusión del mesías salvador” que viene a solucionar todos los problemas. “Es momento de que se le exija y se le pregunte puntualmente por soluciones a los problemas que tenemos”.

Por su parte, Gabriela Calderón, al ser consultada sobre los peligros de la antipolítica en el Ecuador, señaló que “si el desencanto con la clase política logra derivar en una opción de cambio que implemente reformas estructurales y necesarias para el crecimiento de la nación, sería algo positivo”.

Sobre el rechazo a la “casta política”, Calderón dijo que más que etiquetar y clasificar a las personas, “debemos buscar promover un cambio en la opinión pública, que derive en que incluso los políticos con malas intenciones se vean obligados a respetar ciertas normas mínimas de convivencia”. (ILS)

Élite y experticia

Los analistas José Alvear y Óscar Terán Terán, coincidieron en la necesidad de apoyar y fortalecer los espacios de pensamiento para generar una verdadera “élite de los mejores” para dirigir al país, bajo los principios de la ética.

Alvear destacó que la política “es la capacidad de expresarnos con diversos criterios y poder servir a la sociedad, pero para esto se necesita tener ya un camino recorrido, una expertise, para poder dar algo al país”.

Manifestó su rechazo a los políticos de profesión, que tienen “cero experiencia”, que “se hacen llamar asambleístas” y “solo van a levantar la mano y obedecer las instrucciones del caudillo”.

Por su parte, Terán destacó que la ciudadanía debe rebelarse a “lo políticamente correcto’, que no es otra cosa, sino unos límites que le convienen a quien está en el poder.

Terán señaló que para hacer “buena política” se necesitan algunos ingredientes: “el primero: las ideas, pero en Ecuador, las ideas están agotadas y lo único que tenemos son candidatos”.

Indicó que es necesario retomar los postulados de Ortega y Gasset sobre las élites, “no en el sentido de los ‘grupos de poder’, sino de la ‘unión de los mejores’. Pensemos en una selección de fútbol, donde siempre están los mejores, que no es estática, porque entran y salen. Pensando en política, serían los pensadores, los mejores en su tiempo, pero que entran y salen, quién tiene las mejores ideas es una élite intelectual”.

Dejó claro que “el político tiene que ser la persona más expuesta al juicio permanente de las personas, que el electorado vea a esos candidatos con los lentes de la ética”.