7 millones de toneladas de CO2 emite Quito al año

POLUCIÓN. El esmog es uno de los gases más contaminantes de la ciudad.
POLUCIÓN. El esmog es uno de los gases más contaminantes de la ciudad.

La mayor parte de gases de efecto invernadero vienen del sector transporte.

El sonido del arranque suena fuertemente en la estación Río Coca, en el norte de Quito. Le sigue un denso humo negro que obliga a las personas a taparse la nariz y la boca. Buscan evitar inhalar el esmog que suelta este y otros transportes.

Gabriel Gómez, de 34 años, opta por usar mascarilla cada vez que va a tomar un bus. Explica que pararse junto a la parada le ha llevado a inhalar el esmog directo de los buses que circulan por la avenida 6 de Diciembre.

Lo mismo piensa Andrés Flor, de 48 años. Él explica que  la mascarilla le ha ayudado a evitar los gases que expulsan los buses en la estación de La Ofelia, en el norte de Quito.

Las cifras

Según la Secretaría de Ambiente, la ciudad emite 7’611.216 de toneladas de CO2 cada año. Del total de gases, el 10% viene del sector residuos, 24% del sector agricultura, silvicultura y uso de suelo; 26% del sector energético y 40% del sector transporte (público y privado).

Mónica Abril, coordinadora de Cambio Climático del Municipio, explica que los combustibles fósiles son los mayores contaminantes que tiene la ciudad. Del total de gases de CO2 «el transporte, en su mayoría por no decir el 100%, utiliza combustibles fósiles», dice.

Además, según datos de la Secretaría, el 90% de la energía que produce la ciudad viene de energías renovables. El otro 10% proviene de mecanismos termoeléctricos contaminantes.

La última medición de gases de efecto invernadero publicada corresponde a 2015. Según Abril, estos estudios se hacen cada dos años, con el objetivo de generar estadísticas de avances conforme a los parámetros establecidos sobre los niveles de contaminación. Las últimas cifras todavía se encuentran en revisión.

En 2011, esta cifra se situó en 5,1 millones de toneladas excluyendo sectores como la agricultura. En 2012, la cifra subió a 6 millones y en 2015 la cifra alcanzó los 7 millones. Para limpiar esta cantidad de gases se requiere alrededor de 350 millones de árboles al año, con su capacidad de tratar CO2 por año.

Otras ciudades del país, como Guayaquil, emiten un total de 6 millones de toneladas de CO2 al año. Además, otras capitales como Bogotá emiten 11 millones al año, mientras la Ciudad de México alcanza los 12 millones al año.

Según Fernando Ramos, ingeniero ambiental, a pesar de que las cifras de otras ciudades son mucho mayores, estas tienen que compararse con la población de las ciudades para llegar a una «cifra real sobre qué tan bien o mal está Quito».

«La ciudad alcanza la contaminación de grandes capitales si se compara su población con su emisión de gases», dice.

El sector transporte es el que más aporta a la contaminación en la ciudad.
El sector transporte es el que más aporta a la contaminación en la ciudad.

Huella de carbono

Cada quiteño, según los datos, aporta un aproximado de 3 toneladas de CO2 al año a la huella de carbono de la ciudad. Según la Secretaría de Ambiente de Quito, apenas el 25% de gases viene de la combustión de diésel, mientras la mayor parte de combustión viene de la quema de combustibles que vienen del transporte privado.

Es así que la mayor parte de la huella de carbono generada por los quiteños puede reducirse al usar medios de transporte público o ecológicos, como la movilidad eléctrica. Solo usar la bicicleta o algún otro medio de transporte que no consume combustibles fósiles puede reducir la emisión de CO2 personal entre 1 o 2 toneladas anuales. El aprovechamiento de los residuos también puede aportar a la reducción. (ECV)

Formas de reducir la contaminación

Según Abril, Quito apunta a reducir su huella de carbono paulatinamente. Según las estadísticas, para 2023 se espera que la reducción alcance las 560.000 toneladas de CO2. Sin embargo, los objetivos a largo plazo establecen una reducción del 43% de gases de efecto invernadero para 2030 y de 7’611.216 toneladas para 2050. Dentro del impacto individual, se espera que hasta 2050 la huella de carbono por persona en Quito se reduzca a 1 tonelada anual.

Para lograrlo, la ciudad aspira a potenciar la movilidad sostenible y la energía eléctrica renovable. Continuar con estos procesos, según Abril, también quedará en manos de la próxima administración, dependiendo del presupuesto y el trabajo que se siga destinando al cambio climático.

«Ya dejamos una hoja de ruta con acciones que se deben tomar en el proceso de conseguir la neutralidad de gases de efecto invernadero en Quito», dice.

Efectos ambientales

Según las proyecciones, Quito establecerá efectos a largo plazo por el cambio climático que hay que mitigar y para los que hay que estar preparados.

Entre estos se encuentran efectos como el aumento y disminución de las temperaturas punta y el crecimiento de las precipitaciones en la ciudad. Además, se espera que la ciudad viva ausencia de precipitaciones en épocas secas.

En los registros, la mayor parte de sequías y aumento de temperaturas se ha dado en zonas cercanas al cantón Pedro Moncayo y el Valle de Los Chillos.

Esto puede verse potenciado con el paso de los años si no se toman medidas para mitigar los efectos del cambio climático. Es por esto, que el Plan de Acción de Cambio Climático de Quito propone estrategias de mitigación y adaptación, como el aumento del 20% de inversiones en proyectos de adaptabilidad.

90% de la energía de Quito proviene de fuentes renovables.