¡Vándalos!

César Ulloa Tapia

Vándalo es quien destruye, daña y fractura sin importar las consecuencias. Son vándalos, entonces, quienes saquean, agreden, ofenden y violentan, así como aquellos que usan la fuerza de manera exacerbada en una desmedida lucha y desigual. ¿En qué momento llegamos a tal nivel de vandalismo en Ecuador? Hubo un acumulado de ira, coraje, pesimismo y frustración. La olla de presión explotó y puso frente al espejo aquello de lo que somos capaces cuando ganan la miseria, la ceguera y la defensa de intereses personales en desmedro del bien común. Salir de este atolladero es tarea compleja, pero no imposible.

Curar las heridas, tampoco significa una postura de cinismo; es decir, de “hacernos los locos como si nada hubiese pasado”. Implica reconocer errores, generosidad para el diálogo, capacidad de escuchar honesta y activamente, desaprender los vicios históricos y tener una clara idea de que la “paz no es ausencia de guerra”, sí la construcción de relaciones con respeto, civismo y en democracia. Nadie desconoce el legítimo ejercicio que todos tenemos para expresarnos, pero repudiamos el uso de este derecho con manifestaciones de violencia. También el uso exacerbado de la fuerza bajo la justificación de mantener el orden.

La tarea urgente es trabajar por el reencuentro nacional. Basta de sectarismos, odios, miserias, vanidades, cálculos políticos, sueños de media noche de algún iluminado desubicado. Necesitamos la generosidad de los empresarios, académicos, trabajadores, mujeres, profesionales, juventudes, diversidades, dirigentes gremiales, personas de la tercera edad, funcionarios y autoridades públicas. Nadie se puede quedar fuera del reencuentro nacional. El objetivo es la reconstitución del tejido social, la paz y la certidumbre.

[email protected]

César Ulloa Tapia

Vándalo es quien destruye, daña y fractura sin importar las consecuencias. Son vándalos, entonces, quienes saquean, agreden, ofenden y violentan, así como aquellos que usan la fuerza de manera exacerbada en una desmedida lucha y desigual. ¿En qué momento llegamos a tal nivel de vandalismo en Ecuador? Hubo un acumulado de ira, coraje, pesimismo y frustración. La olla de presión explotó y puso frente al espejo aquello de lo que somos capaces cuando ganan la miseria, la ceguera y la defensa de intereses personales en desmedro del bien común. Salir de este atolladero es tarea compleja, pero no imposible.

Curar las heridas, tampoco significa una postura de cinismo; es decir, de “hacernos los locos como si nada hubiese pasado”. Implica reconocer errores, generosidad para el diálogo, capacidad de escuchar honesta y activamente, desaprender los vicios históricos y tener una clara idea de que la “paz no es ausencia de guerra”, sí la construcción de relaciones con respeto, civismo y en democracia. Nadie desconoce el legítimo ejercicio que todos tenemos para expresarnos, pero repudiamos el uso de este derecho con manifestaciones de violencia. También el uso exacerbado de la fuerza bajo la justificación de mantener el orden.

La tarea urgente es trabajar por el reencuentro nacional. Basta de sectarismos, odios, miserias, vanidades, cálculos políticos, sueños de media noche de algún iluminado desubicado. Necesitamos la generosidad de los empresarios, académicos, trabajadores, mujeres, profesionales, juventudes, diversidades, dirigentes gremiales, personas de la tercera edad, funcionarios y autoridades públicas. Nadie se puede quedar fuera del reencuentro nacional. El objetivo es la reconstitución del tejido social, la paz y la certidumbre.

[email protected]

César Ulloa Tapia

Vándalo es quien destruye, daña y fractura sin importar las consecuencias. Son vándalos, entonces, quienes saquean, agreden, ofenden y violentan, así como aquellos que usan la fuerza de manera exacerbada en una desmedida lucha y desigual. ¿En qué momento llegamos a tal nivel de vandalismo en Ecuador? Hubo un acumulado de ira, coraje, pesimismo y frustración. La olla de presión explotó y puso frente al espejo aquello de lo que somos capaces cuando ganan la miseria, la ceguera y la defensa de intereses personales en desmedro del bien común. Salir de este atolladero es tarea compleja, pero no imposible.

Curar las heridas, tampoco significa una postura de cinismo; es decir, de “hacernos los locos como si nada hubiese pasado”. Implica reconocer errores, generosidad para el diálogo, capacidad de escuchar honesta y activamente, desaprender los vicios históricos y tener una clara idea de que la “paz no es ausencia de guerra”, sí la construcción de relaciones con respeto, civismo y en democracia. Nadie desconoce el legítimo ejercicio que todos tenemos para expresarnos, pero repudiamos el uso de este derecho con manifestaciones de violencia. También el uso exacerbado de la fuerza bajo la justificación de mantener el orden.

La tarea urgente es trabajar por el reencuentro nacional. Basta de sectarismos, odios, miserias, vanidades, cálculos políticos, sueños de media noche de algún iluminado desubicado. Necesitamos la generosidad de los empresarios, académicos, trabajadores, mujeres, profesionales, juventudes, diversidades, dirigentes gremiales, personas de la tercera edad, funcionarios y autoridades públicas. Nadie se puede quedar fuera del reencuentro nacional. El objetivo es la reconstitución del tejido social, la paz y la certidumbre.

[email protected]

César Ulloa Tapia

Vándalo es quien destruye, daña y fractura sin importar las consecuencias. Son vándalos, entonces, quienes saquean, agreden, ofenden y violentan, así como aquellos que usan la fuerza de manera exacerbada en una desmedida lucha y desigual. ¿En qué momento llegamos a tal nivel de vandalismo en Ecuador? Hubo un acumulado de ira, coraje, pesimismo y frustración. La olla de presión explotó y puso frente al espejo aquello de lo que somos capaces cuando ganan la miseria, la ceguera y la defensa de intereses personales en desmedro del bien común. Salir de este atolladero es tarea compleja, pero no imposible.

Curar las heridas, tampoco significa una postura de cinismo; es decir, de “hacernos los locos como si nada hubiese pasado”. Implica reconocer errores, generosidad para el diálogo, capacidad de escuchar honesta y activamente, desaprender los vicios históricos y tener una clara idea de que la “paz no es ausencia de guerra”, sí la construcción de relaciones con respeto, civismo y en democracia. Nadie desconoce el legítimo ejercicio que todos tenemos para expresarnos, pero repudiamos el uso de este derecho con manifestaciones de violencia. También el uso exacerbado de la fuerza bajo la justificación de mantener el orden.

La tarea urgente es trabajar por el reencuentro nacional. Basta de sectarismos, odios, miserias, vanidades, cálculos políticos, sueños de media noche de algún iluminado desubicado. Necesitamos la generosidad de los empresarios, académicos, trabajadores, mujeres, profesionales, juventudes, diversidades, dirigentes gremiales, personas de la tercera edad, funcionarios y autoridades públicas. Nadie se puede quedar fuera del reencuentro nacional. El objetivo es la reconstitución del tejido social, la paz y la certidumbre.

[email protected]