Sigue siendo una utopía

El primer paso firme para alcanzar la Independencia se dio en nuestro país el 10 de agosto de 1809. Un grupo de quiteños protagonizó una rebelión que con el andar de los días fue creciendo y extendiéndose por todo el continente sudamericano. No querían sustituir a la monarquía española, abogar por la independencia y conformar una república libre, sino que se les diera libertades de las que hasta entonces estaban huérfanos. Por desgracia, en nuestros días seguimos empeñados en ese magno proyecto.

La incompetencia es tanto más dañina cuanto mayor sea el poder del incompetente”. Francisco Ayala Escritor español (1906-2009)

Sus motivaciones giraban en torno de la idea de un proyecto que beneficiara a la Presidencia de Quito y que terminara con la dependencia política de los virreinatos de Lima y Bogotá. El levantamiento motivó los ánimos libertarios de cierta parte de la población, pero el movimiento no despertó mayor apoyo en los sectores populares. Fue la semilla fecundante que movió luego a Simón Bolívar a iniciar y luego de cruenta lucha alcanzar la independencia. Una semilla que aún anida en muchos compatriotas del continente.

Un hombre competente es un hombre que se equivoca según las reglas”. Paul Valéry Escritor francés (1871-1945)

El afán por lograr un país a la altura de esos patriotas y de los que luego les siguieron, así como los de aquellos que forjaron y fundaron nuestra república, sigue siendo una utopía. Se suceden gobiernos y líderes y, cuando pasan, dejan por lo regular un sabor amargo en la ciudadanía. Los sentimientos patrióticos no pocas veces son sustituidos por afanes de lucro y notoriedad. Las obras y ejecutorias de Rocafuerte, García Moreno y Eloy Alfaro, figuras epónimas de nuestra historia, quedan solo para citarlos en infatigables actos patrioteros.